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Santo Domingo.- Si bien la metamorfosis digital progresa en el ámbito financiero dominicano, persiste un desfase notable entre los propósitos y su puesta en marcha.
Así lo subraya un reciente *informe* de la Superintendencia de Bancos, el cual desgrana los progresos, obstáculos y el panorama futuro de las Entidades de Intermediación Financiera (EIF) en lo que respecta a la innovación tecnológica.
El estudio pone de relieve que, incluso con la formación de unidades especializadas, la digitalización de servicios y la incorporación de tecnologías de vanguardia, la renovación digital de la industria financiera se topa aún con numerosos escollos que limitan su alcance y durabilidad.
Conforme a lo documentado, los elevados costes fijos y operativos inherentes al proceso de digitalización —abarcando *hardware*, licencias de *software*, apoyo consultivo y conservación— constituyen la traba más importante para las EIF, obteniendo un impacto negativo valorado en 7.8 de 10.
Se explica que esta dificultad se magnifica para aquellas entidades de menor envergadura, cuyos constreñimientos presupuestarios obstaculizan la implementación de soluciones tecnológicas avanzadas.
Otra barrera de peso es la dificultad para captar y conservar personal con pericia en áreas esenciales como protección cibernética, análisis de datos, programación e innovación digital. Este punto sumó 4.5, pero su repercusión se exacerba por la pugna global por estos perfiles.
“El personal cualificado tiende a desplazarse hacia sectores más dinámicos o hacia compañías internacionales, lo que supone una merma considerable para el ecosistema nacional”, apunta el documento.
A medida que las instituciones adoptan tecnologías más refinadas y habilitan nuevos canales virtuales, el riesgo de ataques cibernéticos también se incrementa.
La intricada gestión de los datos y la imperiosa necesidad de custodiar la información reservada de los usuarios convierten la ciberseguridad en un eje prioritario.
El informe detalla que este factor alcanzó una puntuación de 6.9, reflejando el grado de exigencia técnica y regulatoria que recae sobre las instituciones para asegurar la integridad de sus sistemas y responder con diligencia ante cualquier incidente.
**Reestructuración interna: más que mera tecnología, un cambio de cimientos**
Aun frente a las vicisitudes, el análisis muestra avances significativos en la reconversión organizativa del sector.
El 88.9% de las entidades ya dispone de un departamento tecnológico operativo, centrado en el desarrollo de soluciones digitales. Además, estas unidades coordinan sus tareas con áreas cruciales como la ciberseguridad, instaurando un enfoque más comprensivo en la gestión de la innovación.
Una tendencia al alza es la creación de departamentos dedicados específicamente a la innovación, una práctica ya adoptada por el 24.4% de las entidades. Esta táctica refleja un giro en la mentalidad del sector financiero, que progresivamente concibe la innovación como una función estratégica continua y no como un objetivo esporádico.
Adicionalmente a las principales trabas señaladas, el estudio identifica otros elementos que retardan el avance digital de la industria financiera:
La complejidad para integrar tecnologías novedosas en flujos de trabajo preexistentes (6.6), la carencia de *interoperabilidad* entre sistemas (4.3), una infraestructura tecnológica obsoleta o inflexible (4.1), el bajo nivel de conocimientos digitales en la ciudadanía (3.9), la inercia al cambio por parte de empleados y clientes (3.1) y el acceso limitado a internet en diversas áreas geográficas del país (2.7).
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