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En medio de la penumbra que anuncia un tercer decenio perdido — ese que, según la CEPAL, acecha nuevamente a América Latina, tras el de los años ochenta y el que ya se considera un “segundo decenio perdido” entre 2014 y 2023 — , la República Dominicana se alza como un faro en el horizonte regional, brillando con su ejemplo, aunque no exento de desafíos.
La sentencia está escrita en las cifras del propio organismo: mientras entre 2015 y 2024 el crecimiento promedio del PIB de América Latina y el Caribe rondó apenas el 0.9 % anual — un desempeño magro comparado con décadas anteriores y con otras regiones del mundo — , la República Dominicana ha mantenido un crecimiento promedio cercano al 5 % durante los últimos diez años. Es decir, más del doble que la media regional. En 2024 la expansión económica se aproximó a esa cifra, y existe una escasa diversificación productiva y tecnológica. Las proyecciones para 2025 continúan siendo positivas, aunque algo más moderadas, con un estimado de 3.7 %.
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Para la CEPAL, los principales obstáculos que frenan el crecimiento regional son claros: baja productividad y alta informalidad; limitada diversificación productiva y tecnológica; profundas brechas de desigualdad y reducida movilidad social; instituciones débiles y gobernanza frágil; además de un estrecho margen fiscal y un entorno internacional adverso.
En el caso dominicano, los avances en el bienestar de la población son notables. Entre 2000 y 2023, la pobreza se redujo del 32.5 % al 18.2 %, y la desigualdad también mostró una mejora significativa: el coeficiente de Gini pasó de aproximadamente 0.51 a 0.39.
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Sin embargo, persisten asignaturas pendientes: una alta informalidad laboral que alcanza el 53.4 %, un espacio fiscal limitado que exige fortalecer las finanzas públicas, la urgencia de diversificar más la economía para mitigar su vulnerabilidad ante choques externos y la necesidad de consolidar un modelo de protección social que sea universal, integral, sostenible y resiliente.
En resumen, los números de la CEPAL son contundentes: la República Dominicana ha avanzado mucho más que otros en la carrera del desarrollo, pero aún arrastra algunos lastres que le impiden desplegar plenamente sus alas y emprender un vuelo más elevado.
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