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No será tarea fácil volver prontamente a la cotidianidad dados los percances producidos por un temporal que todavía no acaba de despejar la atmósfera nacional, saturada por jornadas de copiosas precipitaciones. Sin embargo, es imprescindible iniciar de inmediato esa labor, poniendo especial atención en la restauración de hogares y de la infraestructura vial.
Los perjuicios más significativos se concentran en las demarcaciones costeras del sur y en el Gran Santo Domingo. Todos estos estragos están vinculados a los desbordamientos de cauces, arroyos, cañadas y a los derrumbes en áreas elevadas. Por ello, se hace necesario incrementar la entrega de provisiones, colchones y mantas.
Las instancias de gobierno harían bien en tomar nota de experiencias pasadas con tormentas que, al alejarse del territorio nacional, también conllevan a que se esfume el interés oficial por asistir a los poblados que padecieron las secuelas de dichos eventos meteorológicos.
Las operaciones de socorro, paliativas y de restauración de los bienes materiales no deben interrumpirse ni aplazarse por la inactividad, el desinterés o la negligencia de los organismos gubernamentales o de las administraciones municipales. Tampoco se debe permitir la difusión de relatos que minimicen las serias situaciones que enfrentan los asentamientos más frágiles.
En algún instante, el fenómeno meteorológico o huracán Melissa se retirará con sus nubes, transitando sobre las cálidas aguas del mar Caribe, dejando a su paso una estela de daños, sean estos mayores o menores, que tanto el Ejecutivo, como los ayuntamientos y las propias comunidades, están obligados a enfrentar.
No es suficiente con reiterar que el agua purifica los perjuicios que ocasiona. Para que eso sea cierto, se requiere que las autoridades implementen sin demora un plan para la preparación de terrenos y parcelas. Se debe asegurar la distribución de semillas y pequeños plantones para sacar provecho a los predios agrícolas, que actualmente están anegados debido al extenso ciclo de lluvias.
La vuelta a la normalidad se recupera a través de un esfuerzo intenso, dedicado y constante en la edificación o reparación de casas, centros educativos, puentes, carreteras y caminos vecinales, así como de canales de regadío. Incluye también la distribución de utensilios domésticos, la ejecución de programas de inmunización y una rápida intervención en el sector agropecuario. La ciudadanía espera la respuesta del Gobierno.















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