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He sido un profesional del periodismo por más de cuarenta años de manera ininterrumpida. Mis inicios se dieron en Radio ABC, una emisora de la iglesia católica, compartiendo espacio con personalidades como Christian Jiménez y Pablo Graciano, entre otros. En aquel periodo, en ocasiones, me encargaba de la redacción de los editoriales. Posteriormente, mi camino me llevó a Radio Comercial, específicamente al espacio “Noti-Tiempo”, que en ese momento estaba bajo la dirección de Marino Mendoza.
Allí también contribuía con la elaboración de algunos comentarios. De ese medio, transité al Departamento de Prensa del Palacio Nacional, cuya dirección estaba a cargo de Marino, con quien cultivé una relación personal de suma excelencia. Más adelante, obtuve una beca para cursar estudios sobre “periodismo para el desarrollo” en la ciudad de Roma, Italia.
Al regresar a mi país, asumí la dirección de la agencia de noticias del Estado Dominicano, aunque dicha iniciativa no cosechó un éxito notable. Fui designado corresponsal de “IPS”, que en ese momento era la sexta red de comunicación a nivel global, respaldada por las Naciones Unidas.
Luego, ocupé el cargo de director de prensa en Radiotelevisión Dominicana, puesto al que renuncié para incorporarme a las filas de El Nuevo Diario, dirigido por el ya fallecido Pedro Caro. En ese periódico, me hice cargo de la columna “Crac”, tomando el relevo del “Minuto” de Ramón Colombo, quien había dejado la publicación.
Pedro Caro, conociendo mi afinidad y pasión por la literatura, especialmente por la poesía, me solicitó que escribiera un artículo de farándula. Esta necesidad surgió debido a que la persona que originalmente lo producía había sido encarcelada por el sonado caso del banquero Méndez. De esta circunstancia nació la sección “Movimiento Artístico”.
Radhamés Gómez Pepín me convocó y me integró al periódico El Nacional, donde he permanecido trabajando por poco más de cuarenta años. Su intención era que me dedicara “a hacer de todo”: ejercer como reportero, ser columnista, escribir poesía e incluso dirigir la revista Galería.
Además, colaboré en La Z-101 por espacio de aproximadamente treinta años, al lado de figuras como Willy Rodríguez, Marino Guzmán y Álvaro Arvelo (Alvarito), a quien tuve el gran honor de llevar a la emisora gracias a nuestra relación personal, pues coincidimos como colegas en El Nacional y en un programa de Roberto Salcedo.
Alvarito y yo conformamos una dupla formidable, hasta que decidí partir junto con Ivonne Ferrera y Marino Mendoza para establecer el programa “El Gobierno de la Tarde”.
En “El Gobierno de la Mañana” dejé, si mis recuerdos no me fallan, a colegas como Julio Martínez Pozo y Euri Cabral, entre otros. En un momento dado, me inscribí en la Universidad del Caribe para estudiar Derecho, formando parte de la segunda promoción. Mi motivación era clara: evitar torceduras en el camino profesional.
Impulsado por mi amor por la escritura, he dado a conocer varias obras: “Juan T H en voz alta”, “Justicia y Corrupción”, “Noches de Insomnio”, “De amores y otros dolores”, y un tríptico de poesía compuesto por “Juan T H en tiempo de nostalgia”, “en tiempo de tempestad” y “en tiempo de amor”.















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