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Wardley (20-0-1, 19 KOs) arrinconó a Parker (36-4, 24 KOs) a mitad del asalto, con el neozelandés visiblemente conmocionado e incapaz de protegerse, lo que forzó al árbitro Howard Foster a detener la contienda.
Wardley se dejó caer sobre el cuadrilátero, exhausto, tras haberse adjudicado el título interino de la OMB y posicionarse como el principal aspirante para enfrentar al campeón indiscutido Oleksandr Usyk.
El O2 ha sido escenario de inolvidables combates de pesos pesados y este será recordado por el arrojo y valentía mostrados por ambos contendientes.
El enfrentamiento estuvo cargado de intensidad desde el toque inicial de campana. Parker arrancó con vigor, utilizando su jab de izquierda y dando la impresión de haber estremecido a Wardley desde el principio, pero el púgil británico se recuperó y controló el segundo asalto, tomando por sorpresa a Parker. Los dos boxeadores lograron conectar, impactando golpes tanto a la cabeza como al cuerpo con la misma eficacia, y resultó sorprendente que no se produjera ninguna caída antes. Wardley amenazaba constantemente con su poderosa mano derecha, la cual le había proporcionado tantos nocauts previamente.
A pesar de haber sido impactado por ese derechazo, Parker consiguió recobrar la compostura y boxear con solidez, pero Wardley no cesaba en su ataque.
Llegando a la mitad de la pelea, el resultado era incierto. Parker parecía tomar ventaja antes de que Wardley respondiera con contundencia, infligiendo también un daño considerable.
Parker inició el décimo asalto exhibiendo un gran desempeño, pero Wardley replicó con otro derechazo y rápidamente acorraló a su rival contra las cuerdas, lanzando una andanada de golpes justo antes de que la campana salvara a Parker.
Sintiendo que el nocaut estaba cerca, y con su mánager Michael Ofo urgiendo a su boxeador a no permitir que Parker se recuperara, Wardley se lanzó a la carga, llevando la pelea a su zona de dominio antes de que Foster interviniera y detuviera el combate.
Tras el duelo, Wardley desafió directamente a Usyk, y el promotor Frank Warren insistió en que su siguiente pelea será por los cuatro cinturones.














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