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Toda la distinción que el hermano del monarca cosechó durante su vida le será quitada, y se le conocerá como Andrés Mountbatten Windsor (el apellido de su padre, el difunto duque de Edimburgo, y el que ostenta la casa real británica).
El rey Carlos III del Reino Unido dio un paso fundamental este jueves para dejar atrás el escándalo por la pasada relación de su hermano Andrés con el convicto por pedofilia Jeffrey Epstein, al comenzar el trámite para despojarlo de todos sus honores, incluido el de príncipe, y desalojarlo de la fastuosa residencia de Royal Lodge, en Windsor.
Tras semanas de polémicas, el jefe de Estado británico cedió a las presiones de diferentes ámbitos políticos y de la opinión pública y procedió a quitarle a Andrés el tratamiento de príncipe, con el que nació, además del de duque de York, que la difunta reina Isabel II le otorgó al casarse con Sarah Ferguson en 1986.
La imagen de Andrés y su exesposa Sarah Ferguson, de quien se separó en 1996, ha quedado destrozada con la resolución de hoy, luego de que se evidenciara la magnitud del nexo de la pareja con Epstein, con quien forjaron una estrecha amistad que mantuvieron incluso cuando se supo que el empresario estadounidense había abusado sexualmente de menores.
Andrés pierde todos los reconocimientos
Todos los honores que el consanguíneo del monarca recibió a lo largo de su existencia le serán revocados y pasará a llamarse Andrés Mountbatten Windsor (el apelllido paterno, del extinto duque de Edimburgo, y el que usa la familia real británica).
“El rey ha iniciado un proceso formal para retirar los tratamientos y honores del príncipe Andrés, y se le ha notificado formalmente que debe entregar su acuerdo de arrendamiento en Royal Lodge, en Windsor”, informó hoy un comunicado del Palacio de Buckingham.
“Su Majestad ha dado inicio hoy a un procedimiento oficial para despojar al príncipe Andrés de su tratamiento, títulos y honores. El príncipe Andrés será denominado de ahora en adelante como Andrés Mountbatten Windsor. Su ocupación de Royal Lodge le ha brindado, hasta ahora, amparo legal para seguir morando allí. Se le ha comunicado de manera oficial que debe liberar el contrato y se mudará a un alojamiento particular alternativo”, añade la nota.
“Estas acciones se consideran obligatorias, a pesar de que él sigue negando las imputaciones en su contra. Sus Majestades desean dejar patente que sus pensamientos y sus más sinceras condolencias estuvieron, y continuarán estando, con las personas damnificadas y quienes han sobrevivido a cualquier forma de maltrato”, concluye el escrito.
En las últimas semanas, Andrés había enfrentado exigencias para abandonar Royal Lodge, una residencia de 30 aposentos que fue el hogar de la recordada reina madre, Isabel, al revelarse que llevaba más de dos décadas residiendo allí sin pagar renta, mientras surgían más detalles sobre sus lazos con Epstein.
Las descendientes de Andrés mantienen sus títulos de princesas
De acuerdo con los medios del Reino Unido, Andrés se trasladará a una propiedad en Sandringham, en el oriente de Inglaterra, cuyo coste asumirá el rey, mientras que sus dos hijas, Beatriz y Eugenia, conservarán los títulos de princesas, a los que tenían derecho por ser nietas de Isabel II.
Los medios también difundieron que los parlamentarios británicos sopesaban debatir en el Parlamento la conducta de Andrés y cuestionar la norma que impide a los legisladores reprehender a la familia real británica, algo que ahora consideraban indispensable debido al escándalo.
El príncipe estaba sopesando renunciar voluntariamente a su morada en Royal Lodge, según informaron medios británicos, pero se mostraba reacio a dejar su residencia de más de 20 años, ya que solicitaba una nueva vivienda y una compensación monetaria por el dinero invertido en la remodelación de Royal Lodge al tomar posesión de ella.
Hace unos días, Andrés intentó finalizar años de controversia, tras las acusaciones de agresión sexual por parte de Virginia Giuffre cuando esta era menor de edad, al anunciar que dejaría de usar voluntariamente el ducado y otros honores que poseía, como el de miembro de la orden de la Jarretera, pero no fue suficiente ya que la controversia persistió en la prensa.
No obstante, Andrés, quien refuta rotundamente las acusaciones de haber abusado de Giuffre, se vio arremetido por críticas centradas en el inmueble donde ha vivido, prácticamente sin abonar alquiler, desde 2003, un año después del deceso de su abuela, la reina madre.
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