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NEO

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Capaz de asear, preparar comidas y adquirir conocimientos, NEO promete transformar la vida diaria...

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

El ama de llaves o el asistente del mañana. El primer androide de servicio para el hogar del mundo. Capaz de asear, preparar comidas y adquirir conocimientos, NEO promete transformar la vida diaria… aunque con una preocupación latente: la privacidad dentro de nuestros espacios privados.

Por una suma de 20,000 dólares, la compañía californiana 1X Technologies ofrece algo que hasta hace poco parecía solo ficción: un robot de aspecto humano para el hogar. Bautizado como NEO, este autómata puede limpiar, ordenar áreas, colaborar en labores domésticas y, en ciertos casos, aprender a desempeñarlas mejor con el tiempo.

Las primeras unidades se enviarán en 2026, y ya se aceptan pedidos anticipados. No obstante, la expectación no está exenta de controversia.

NEO combina inteligencia artificial independiente con control remoto humano. En gestiones sencillas opera solo, pero al afrontar acciones complejas como manejar cubiertos o diferenciar artículos frágiles, interviene un operador humano conectado desde la red, quien lo dirige a través de realidad virtual.

De acuerdo con Bernt Børnich, fundador y director ejecutivo de 1X, este esquema “es una fase de aprendizaje esencial” que permitirá a NEO evolucionar rápidamente y alcanzar una autonomía real.

Sin embargo, los detractores sostienen una visión distinta: por ahora, el robot funciona como un equipo a distancia de alto valor, más dependiente de la supervisión humana que de su propia inteligencia artificial.

El aspecto más conflictivo es la intimidad.

Permitir que un tercero, aunque sea un técnico cualificado, tenga visión directa al interior del domicilio genera desconfianza. 1X busca atenuar el riesgo con funciones como áreas vetadas, oscurecimiento de rostros y gestión de tiempos de acceso, pero la interrogante permanece: ¿hasta qué punto la conveniencia justifica abrir una ventana digital a la vida íntima del hogar?

Publicaciones como Engadget y Gizmodo han calificado el modelo como “un coste elevado por una comodidad todavía inacabada”.

Sus defensores, por otro lado, lo ven como un paso necesario hacia la robótica funcional, comparable a los primeros teléfonos inteligentes o los vehículos eléctricos: costosos, con fallos, pero inevitables.

Los 20,000 dólares no solo adquieren un robot, sino la oportunidad de ser vanguardista en una nueva era tecnológica.

Para 1X, los compradores participarán en un experimento común, ayudando a entrenar los programas que dotarán a NEO de mayor independencia en el futuro.

Para quienes dudan, esto convierte al cliente en un “probador no remunerado”, que paga por un artículo todavía en desarrollo.

Hasta ahora, los humanoides eran modelos de laboratorio. Con NEO, la robótica penetra el hogar real, marcando un momento decisivo similar al del primer ordenador personal.

Pero la evolución conlleva un impacto cultural: el hogar deja de ser un espacio privado y se transforma en una red de información y sensores.

NEO no solo limpia o cocina. Observa, registra y adquiere experiencia.

Y aunque su fin sea servir, redefine la línea divisoria entre lo humano y lo mecánico.

¿Es el amanecer del servicio a distancia para el personal doméstico?

¿Estamos preparados para compartir espacio con una máquina que no solo realiza nuestras tareas, sino que también nos ve mientras vivimos?

La trayectoria de la innovación demuestra que cada avance en comodidad exige una renuncia.

NEO podría ser el inicio de una nueva forma de servidumbre: la de la vigilancia oculta, camuflada como asistencia en el hogar.

Como afirmó Ortega y Gasset:

“El ser humano no existe para la técnica, sino que la técnica existe para el ser humano.”

El desafío será recordarlo cuando, al volver del trabajo, quien nos reciba en casa sea un autómata con aspecto humano.

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