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A pesar de que Andrés ha negado repetidamente cualquier actuación impropia, el perjuicio fue irreparable. En 2022, la entonces reina Isabel II le retiró todas sus distinciones militares honoríficas tras la presentación de la querella civil de Giuffre en Nueva York.
LONDRES.- El ejecutivo británico confirmó este domingo que le privará al príncipe Andrés de su última distinción militar honorífica, la de vicealmirante, en medio de un clamor social por sus lazos con el difunto magnate y convicto por delitos sexuales estadounidense Jeffrey Epstein.
El secretario de Defensa, John Healey, comunicó la resolución durante una plática con la BBC, indicando que el Gobierno actúa “bajo la dirección del rey” y que el proceso busca restablecer la probidad institucional de las Fuerzas Armadas.
“Estamos gestionando, de nuevo con el beneplácito del rey, la anulación del último rango de vicealmirante que ostentaba. Asimismo, consideraremos, en conjunto con el Palacio de Buckingham, si le corresponde conservar sus condecoraciones militares”, detalló Healey.
Esta acción se produce escasos días después de que Carlos III revocara todos los honores y títulos reales a su hermano menor, lo cual se interpreta como un intento de terminar con años de controversias que han mermado la imagen de la corona británica.
El príncipe Andrés, de 65 años, fue apartado de sus responsabilidades reales en 2019, a raíz de una desastrosa comparecencia en el programa Newsnight de la BBC, donde intentó justificar su amistad con Epstein y negó los señalamientos de abuso sexual formulados por Virginia Giuffre, quien aseveró haber sido forzada por Epstein a tener relaciones con él cuando tenía 17 años.
Aunque Andrés ha negado reiteradamente cualquier proceder incorrecto, el daño resultó ser irreversible. En 2022, la entonces reina Isabel II le sustrajo todos sus galardones militares honoríficos luego de que Giuffre interpusiera una demanda civil en Nueva York. El litigio se zanjó fuera de los tribunales con un pacto económico, si bien la imagen del duque de York quedó gravemente afectada.
Conforme a informaciones recientes, el monarca y la reina Camila han manifestado su anhelo de clausurar definitivamente el asunto Andrés, con el objetivo de salvaguardar a la institución de nuevas polémicas. Un allegado a la pareja real citado por The Sunday Times comentó que “esto es lo más cercano a un juicio público que se ha visto dentro de la familia real”.
El Palacio de Buckingham emitió el jueves un comunicado inusualmente severo, anunciando que el príncipe dejará de usar cualquier apelativo real y pasará a ser conocido simplemente como Andrew Mountbatten Windsor.
“Estas amonestaciones se ven como necesarias, pese a su rechazo de las acusaciones”, precisó la nota oficial, que también transmitió el “más profundo pesar del rey y la reina hacia los afectados y supervivientes de cualquier tipo de agresión”.
Este gesto ha sido interpretado por conocedores de la realeza como un mensaje enfático: la monarquía busca deslindarse no solo legalmente, sino también moralmente, de los sucesos que han empañado su prestigio.
Previamente al escándalo, Andrés gozaba de respeto en el seno de las Fuerzas Armadas. Prestó servicio como aviador de helicóptero en la Royal Navy durante la Guerra de las Malvinas en 1982, participando en operativos bélicos y de rescate que le granjearon reconocimiento. Se licenció en 2001 tras dos décadas de servicio y continuó ocupando puestos ceremoniales.
No obstante, su vida pública quedó manchada por su relación con Epstein, a quien se vio incluso después de que el financiero fuera sentenciado por proxenetismo de menores en 2008. Expedientes judiciales difundidos en Estados Unidos revelan que en 2010, tras la liberación de Epstein, Andrés le envió un correo electrónico señalando que “sería bueno ponernos al día en persona”.
El nuevo revés para Andrés ha reavivado la discusión sobre el rol de la monarquía en la sociedad contemporánea. Para algunos analistas, las medidas evidencian un intento de modernización y transparencia en el reinado de Carlos III; para otros, representan un acto de defensa institucional frente a una opinión pública cada vez más exigente.
Colectivos de apoyo a las víctimas de abuso sexual aplaudieron la decisión del Gobierno y del monarca, subrayando que “por primera vez, se prioriza la compasión por las víctimas sobre el rango real”.
Entretanto, el Palacio de Buckingham no ha comunicado si Andrés recibirá algún sustento económico de la Casa Real. Por ahora, reside apartado de la esfera pública en la mansión de Royal Lodge, en Windsor, y su presencia en eventos formales es casi nula.
Con la supresión de su última graduación militar, el príncipe Andrés queda totalmente desligado de la estructura institucional que alguna vez representó, marcando el desenlace figurado de su rol dentro de la familia real británica. Este artículo fue publicado originalmente en El Día.















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