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CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El bienestar mental de los jóvenes de la Generación Z en México, aquellos que tienen entre 13 y 28 años, también conocidos como “centennials” o “zoomers”, enfrenta una “emergencia silenciosa”, advierte Aurore Brossault, experta en salud mental y apoyo psicosocial del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en México.
Sin embargo, señala que los adolescentes y jóvenes de esta cohorte “no solo experimentan con intensidad el impacto de las crisis globales y locales, sino que también alzan su voz y están dispuestos a reimaginar su entorno. Atender sus perspectivas más allá de las estadísticas es el primer paso para una transformación real”.
Estos son algunos de los resultados del sondeo global “Comprendiendo cómo los desafíos mundiales afectan el estado de ánimo de la Generación Z”, elaborado por UNICEF y la Coalición Mundial para la Salud Mental de la Juventud.
Presentado el pasado 27 de octubre, su sección “El estado anímico de la Generación Z en México” revela “un sector joven con potencial, pero agobiado por las crisis globales, la información continua y el rechazo social”.
Añade que “si bien los mexicanos jóvenes son más positivos que sus pares en otras naciones, más del 70% se siente abrumado y más del 50% ha requerido asistencia psicológica”.
Además, subraya la importancia de potenciar el respaldo institucional, promover espacios seguros y fomentar la comunicación franca sobre el bienestar emocional de los adolescentes y adultos jóvenes.
La investigación se llevó a cabo con una muestra representativa de cinco mil 567 individuos de siete países: Estados Unidos, Suiza, Japón, México, Malasia, Reino Unido y Sudáfrica. Los rangos etarios considerados fueron adolescentes de 14 a 17 años y adultos de 18 a 25; es decir, los nacidos entre 1997 y 2012. A ellos se les aplicó un cuestionario de unos 15 minutos con interrogantes sobre el efecto de las noticias y sucesos en su salud anímica.
Los nacidos como Generación Z se distinguen por ser “nativos digitales”, es decir, crecieron inmersos en la tecnología e internet, lo que moldea su forma de procesar información y de interactuar. Suelen ser autodidactas, socialmente conscientes, enfocados en el cambio y valoran la autenticidad.
La divulgación de este informe se torna relevante tras el incidente del pasado 22 de septiembre, cuando un estudiante de 19 años del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur de la UNAM atacó y dio muerte a otro alumno de 16 años, e hirió a un empleado. En redes sociales se comentó que el agresor podría tener problemas de bienestar emocional que lo condujeron a cometer dichos actos.
Según el apartado “El estado anímico de la Generación Z en México” del estudio de UNICEF, la Generación Z mexicana “rebosa energía pero está saturada, y las estructuras pueden marcar la diferencia”.
Agrega: “Aunque la Generación Z en México manifiesta más esperanza y empoderamiento que sus pares de otros lugares, también está significativamente afectada por las noticias y las contingencias, con trabas por el estigma y la falta de conocimiento que les niegan la ayuda psicológica que afirman necesitar”. Por ello plantea la “imperiosa necesidad de que las instituciones ofrezcan apoyo para subsanar esa carencia”.
El reporte presenta siete hallazgos principales sobre el bienestar emocional de los adolescentes y jóvenes de la Generación Z mexicana:
El estudio revela que dicha crisis de la Generación Z en México es “particularmente apremiante” de abordar para mujeres y adolescentes. Los resultados mostraron una “distribución desigual” de la carga sobre las mujeres de esta generación. La razón:
“Las noticias impactan más severamente y el rechazo social es más profundo. Se sienten menos seguras que los hombres en sus entornos y más saturadas por el flujo informativo, y experimentan mayor estigma en la escuela y el ámbito laboral”.
Peor aún, indica el análisis: “A pesar de que las mujeres mexicanas son más optimistas sobre el porvenir de su salud mental que las de otras naciones encuestadas, existe una necesidad crítica de apoyo institucional”.
Mientras tanto, los adolescentes son “más sólidos hoy, pero están inquietos por el futuro: equilibran un mayor bienestar y vínculo con su entorno con más preocupación por el porvenir del mundo y su estado anímico. Requieren la asistencia de las estructuras para ayudarles a forjar ese futuro”.
El estudio detalla las respuestas de los participantes en diversos aspectos, en contraste con otros países. Por ejemplo, sostiene que esta generación “se percibe conectada e involucrada a nivel local, nacional y global” y presenta porcentajes comparados con el total de países consultados:
En cuanto a la ingesta de información, la Generación Z en México consume noticias con mayor asiduidad que otro tipo de contenido:
No obstante, dicha ingesta “genera una fuerte sensación de agobio, y la Generación Z mexicana es tocada especialmente”, pues 3 de cada 4 se sienten saturados tras exponerse a noticias o sucesos, lo que equivale al 72%; mientras que solo la generación de Sudáfrica la supera, con un 82%. Le siguen Estados Unidos con 60%, Reino Unido con 59%, Malasia con 55%, Suiza con 52% y Japón con 40%.
La investigación concluye que la sensación de agobio ante la crisis provoca que esta generación se sienta “más inquieta sobre el futuro, pero su esperanza no se desvanece”: siete de cada 10 están entre los más preocupados por el porvenir de su comunidad, nación y el mundo; pero siete de cada 10 se sitúan entre los más esperanzados respecto al futuro de su comunidad, su país y el planeta. Además, este grupo se siente “particularmente en sintonía con el mundo y su desarrollo”, en comparación con el resto de los países examinados.
Respecto a las estrategias de afrontamiento a las que recurren cuando se sienten sobrepasados, el estudio señala que la generación es “particularmente proclive a acudir a la música y el entretenimiento interactivo, en comparación con las otras naciones consultadas”. También utilizan otras actividades, como caminar, compartir tiempo con amigos y familiares, estar al aire libre y dormir, lo cual mejora su estado de ánimo tras consumir material mediático abrumador.
Otros descubrimientos indican que la Generación Z en México “posee una actitud muy favorable: a pesar de haber atravesado más adversidades, perciben el presente de manera más positiva” ante escenarios como el cambio climático, la incertidumbre económica, la desigualdad social y la falta de recursos. Sin embargo, también advierte que registra “más problemas de bienestar emocional en el pasado y mayor resistencia social en la escuela y el trabajo”.
Finalmente, el análisis resalta que esta generación considera que su salud mental es una cuestión “que demanda acción conjunta y desea estar al frente de las decisiones”. De hecho, cree que el gobierno, las entidades internacionales, las escuelas y ellos mismos son los actores principales que deben liderar para asistir a los jóvenes con su estado anímico.
El informe completo puede ser consultado en este enlace: https://www.unicef.org/mexico/media/9406/file/Informe%20salud%20mental%20y%20generaci%C3%B3n%20Z.pdf















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