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La protección ciudadana es la principal inquietud de los chilenos e impulsa a la extrema derecha en los comicios presidenciales del 16 de noviembre. Frente a la criminalidad, son numerosos quienes sienten nostalgia por el dictador Augusto Pinochet, casi dos décadas después de su fallecimiento.
Delincuentes irrumpieron en la residencia de Miguel Ángel Bravo, ubicada en un sector acomodado de Santiago, una mañana; le sustrajeron el automóvil y lo golpearon con una barra de metal en la cabeza. “Te arrebatan la calma”, comenta a la AFP este contador de 61 años.
La protección ciudadana es la principal inquietud de los chilenos e impulsa a la extrema derecha en los comicios presidenciales del 16 de noviembre. Frente a la criminalidad, son numerosos quienes sienten nostalgia por el dictador Augusto Pinochet, casi dos décadas después de su fallecimiento.
“De estar vivo, (Pinochet) me daría su voto”, afirmó el aspirante ultraderechista José Antonio Kast, quien encabeza las preferencias junto a la izquierdista Jeannette Jara. Una parte de sus electores aún defiende el régimen pinochetista.
El régimen militar (1973-1990), que resultó en más de 3.000 opositores fallecidos y desaparecidos, simboliza el anhelo de seguridad en los estratos más conservadores de esta sociedad.
No obstante, Chile se mantiene como una de las naciones más seguras de Hispanoamérica. Aunque la cifra de homicidios se ha triplicado en la última década (de 2,5 a 6,7 por cada 100.000 habitantes), es inferior al promedio regional de 15 decesos por cada 100.000, según los datos más recientes de la ONU.
El país ha presenciado un incremento en la peligrosidad de ciertos delitos, como el secuestro, que según el ministerio público exhibe “un ascenso constante”. Entre 2022 y 2024, los plagios con fines de extorsión pasaron del 16,5% al 21,1%.
“No viví esa era, pero se necesita alguien con mano firme como él”, menciona en alusión a Pinochet el estudiante de ingeniería Vicente Sepúlveda, nacido 15 años después de que el general cediera el poder en 1990.
En TikTok, otros internautas expresan su admiración por el dictador. “Falta alguien así” o “Es necesario que regrese”, señalan en comentarios en el perfil “Don_Pinochet1973”, que suma cerca de 10.000 seguidores.
La falta de seguridad, eje de la contienda electoral
Un 87,5% de los ciudadanos percibe un aumento de la actividad delictiva, según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana.
La percepción de vulnerabilidad se instaló tras el repunte de los asesinatos y domina la precampaña. Kast promete fortalecer la protección en centros penitenciarios y la frontera.
También proyecta la deportación de los más de 330.000 extranjeros no documentados que se estima residen en el país, en su mayoría venezolanos.
Un 82% de los chilenos considera que el “incremento de la criminalidad es provocado, fundamentalmente, por la llegada de inmigrantes sin papeles”, de acuerdo a un estudio de la Consultora Criteria.
La encuesta más reciente del Centro de Estudios Públicos (CEP, privado) también reveló que un 44% de los nacionales está “muy inquieto” por la presencia de foráneos en su vecindario.
En este clima de temor, la figura de Pinochet representa orden y autoridad, explica el sociólogo Matías Rodríguez, de la Universidad Academia Humanismo Cristiano.
Su admiración entre las nuevas generaciones se debe a una “trivialización” derivada de la escasez de “memoria crítica”, expone a la AFP. En los establecimientos educativos, el periodo dictatorial “se aborda sin una reprobación clara a las vulneraciones de derechos humanos”, añade.
“Existía orden”
La víspera del asalto, Miguel Ángel Bravo, quien reside con su cónyuge e hija, intensificó sus medidas de resguardo tras enterarse de otros atracos en la colonia: activó la alarma de su casa y aseguró con una cadena el portón.
A pesar de ello, a plena luz del día a mediados de septiembre, fue blanco de “bajonazos”, robos con una violencia inédita hasta hace pocos años en la capital de nueve millones de residentes.
Bravo, quien ahora evalúa cambiar de vecindario, sufrió un golpe con la barra que le dejó una marca en la frente.
No declara su preferencia electoral, pero opina que los postulantes “se aprovechan del asunto” de la seguridad para luego no actuar.
En zonas de nivel socioeconómico medio como Peñalolén, al oriente de Santiago, los “bajonazos” han motivado a sus habitantes a formar grupos de alerta sobre gente sospechosa mediante redes sociales.
Antonio Vásquez, un informático de 51 años, encabeza la iniciativa “Basta de Delincuencia Peñalolén”.
Su motivación es recuperar la tranquilidad que se disfrutaba antes.
Durante la dictadura “la gente podía decir: ‘estoy tranquilo’. Después transitamos a los noventa, y uno también podía estar sosegado” y ahora no, argumenta Vásquez, quien votará por Kast.















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