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La paralización federal en EE. UU. se dirige a una nueva marca sin precedentes

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Este miércoles, el llamado “paro general” arribará a su día 36 y excederá la marca establecida en 2019, durante el primer periodo del ejecutivo.

La clausura gubernamental de Estados Unidos se encamina este martes a pulverizar un nuevo registro de duración ante la ausencia de acuerdo sobre los presupuestos nacionales entre los republicanos del presidente Donald Trump y la oposición demócrata.

El miércoles, esa paralización entrará en su jornada 36ª y sobrepasará el listón de 2019, en el primer mandato del mandatario.

En las últimas seis semanas, la inactividad presupuestaria ha dejado a cerca de 1,4 millones de funcionarios públicos sin percibir su remuneración. Aquellos que cumplen labores “imprescindibles”, como los controladores aéreos o las fuerzas de seguridad, han tenido que seguir laborando sin sueldo.

Las prestaciones sociales también se han visto fuertemente impactadas. Trump declaró el martes que la asistencia alimentaria de la cual dependen millones de ciudadanos se repartiría únicamente tras la reapertura del gobierno, si bien su administración había indicado el día previo que se entregarían abonos parciales.

En los aeropuertos, la situación se torna cada vez más precaria. El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que podría verse forzado a clausurar parcialmente el espacio aéreo por insuficiencia de personal.

“Les seré franco, no creo que ninguno de nosotros previera que esto se extendería tanto”, comentó el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, en una rueda de prensa organizada para conmemorar el hito.

La administración ha permanecido parcialmente detenida desde que el Congreso no consiguió aprobar una ley para mantener operativos los departamentos y organismos federales tras el 1 de octubre, fecha de inicio del nuevo año fiscal.

Los republicanos, con mayorías sumamente ajustadas en ambas cámaras, solicitaban el 30 de septiembre el apoyo de cinco senadores demócratas a su propuesta legislativa para sostener los fondos hasta finales de noviembre, y mientras tanto debatir los temas presupuestarios fundamentales.

Pero el Partido Demócrata, que observa con aprensión cómo Trump emplea toda su influencia para imponer su programa, presenta un frente unido.

Su exigencia es que toda la cuestión sanitaria derivada de las reformas republicanas sea paralizada inmediatamente y revisada nuevamente desde cero, lo que implica desmantelar una buena parte de la vasta legislación que Trump logró sancionar hace menos de seis meses.

Indicios tras bambalinas

Si bien los líderes de ambos bandos han exhibido escaso ánimo de ceder, han surgido señales de aproximación entre los sectores más templados.

Un grupo aparte, compuesto por cuatro legisladores centristas de la Cámara de Representantes, presentó el lunes un plan de acuerdo para reducir los costes de los seguros médicos.

Los demócratas suponen que los millones de estadounidenses que ven cómo sus primas se disparan al contratar seguros médicos para el próximo año ejercerán presión sobre los republicanos para buscar un consenso.

No obstante, Trump ha mantenido su negativa a negociar, afirmando en una entrevista emitida por CBS News el domingo que no permitiría ser “chantajeado”.

Este martes, el ejecutivo instó explícitamente a los republicanos a emplear la “opción nuclear” legislativa: suprimir el mínimo de 60 votos requerido en el Senado, lo que se conoce como filibusterismo, para sortear la resistencia demócrata.

“Pongan freno al filibusterismo de una vez, terminen con este absurdo cierre ya y, muy importante, aprueben todas las estupendas políticas republicanas que hemos anhelado por años y que nunca pudimos alcanzar”, tronó Trump en un mensaje en redes sociales.

Eliminar el filibusterismo es una táctica de doble filo: el umbral de 60 votos en el Senado fue establecido por los demócratas precisamente en 2013 para evitar el obstruccionismo de los republicanos.

Si el Congreso volviera a levantarlo, los demócratas podrían verse tentados en el futuro a usarlo para intentar, por ejemplo, que Puerto Rico o Washington obtengan estatus de estado en la Unión.

La propuesta de Trump fue recibida con cautela por los dirigentes de su partido. “No tenemos los votos”, señaló el republicano John Th

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