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Rodríguez manifestó que resulta improcedente que por el hecho de que alguien posea poder en los centros penitenciarios se le torne “imposible la existencia”, un escenario que anhela ver modificado con la llegada del recién nombrado director carcelario, Roberto Santana.
Un recluso del Centro de Corrección y Rehabilitación (CCR) Najayo-Hombres en San Cristóbal expuso que debido a otro interno con “conexiones” lo mantienen recluido en régimen de máxima seguridad, por lo cual solicita auxilio al jefe de la Dirección General de Servicios Penitenciarios y Correccionales.
El convicto Brandy Rodríguez comentó estar exhausto de tanto padecimiento por el encierro sin posibilidad alguna de ejercitarse.
“El no poder asistir a un gimnasio, el no poder realizar ejercicios cardiovasculares, el no poder practicar baloncesto, yo ya no estoy cumpliendo una pena de libertad, sino cien mil privaciones”, señaló el sentenciado.
Rodríguez afirmó que es inaceptable que debido a la influencia de un individuo en las cárceles se le dificulte la vida a otro, circunstancia que confía en que se altere con el nuevo responsable de prisiones, Roberto Santana.
Brandy Rodríguez comunicó a este medio que acumula 12 años de reclusión y más de dos años confinado en estricta seguridad, un periodo de aislamiento durante el cual no ha podido tener contacto con su parentela, por lo que espera ser reubicado a la cárcel de Puerto Plata, sitio donde podría tener mayor proximidad con sus allegados.















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