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La óptima elección

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Al ejecutivo dominicano no le quedaba otra opción que aplazar la celebración de la Décima Cumbre de las Américas, dado que ese cónclave, previsto para principios de diciembre, estaba destinado al fracaso por un generalizado ambiente de discrepancias desde el norte de la frontera con México hasta el extremo sur del continente, teniendo a Estados Unidos como foco de tensiones.

La Secretaría de Relaciones Exteriores dominicana comunicó que, tras una minuciosa evaluación del panorama regional, el Gobierno optó por diferir dicho cónclave para el próximo año, argumentando que cuando el país asumió la encomienda de ser anfitrión, “eran imposibles de prever las hondas divisiones que hoy obstaculizan un diálogo fructífero en el continente americano”.

Esa es una justificación totalmente atendible, la cual, por cierto, ha sido respaldada por el Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quizás bajo el precepto de que nadie está obligado a realizar lo irrealizable.

La organización de esa reunión de mandatarios comenzó con el pie izquierdo cuando la Cancillería anticipó que no extenderían invitaciones a los presidentes de Venezuela, Cuba y Nicaragua, debido a que no asistieron a la cita anterior y a que esas naciones no forman parte de la OEA, lo que provocó que los líderes de México y Colombia anunciaran su no asistencia a Punta Cana.

También era previsible la inasistencia de otros jefes de Estado en señal de apoyo a los marginados o por enfrentar serias dificultades políticas, económicas, de seguridad interna, o a causa de fenómenos climáticos, además de que no se habían recibido confirmaciones sobre la participación del presidente Donald Trump en ese cónclave continental.

Resultaría inviable que mandatarios y jefes de Gobierno pudieran alcanzar acuerdos en temas de colaboración o multilateralismo cuando Estados Unidos ha desplegado ocho navíos de guerra y un submarino nuclear en aguas del mar Caribe, embarcaciones que han neutralizado más de una docena de presuntas lanchas rápidas de narcotraficantes, con un balance de más de 60 vidas perdidas.

Las políticas en materia migratoria, contra el narcotráfico y de imposición de gravámenes aduaneros enfrentan a Washington con Venezuela, Colombia, Brasil y México, considerados los principales motores económicos de Hispanoamérica, sumado a las disputas comerciales con Canadá y las fricciones ideológicas con La Habana, Managua y Chile, y su sugerencia de recuperar la administración del Canal de Panamá.

En un contexto geopolítico adverso donde se intensifica el lenguaje de confrontación económica o bélica, sería imposible congregar a tantos contendientes, ni siquiera en un enclave turístico como Punta Cana, que sin duda se transformaría en un Coliseo Romano; por ende, se celebra como acertada, oportuna y prudente la notificación de aplazamiento de la Décima Cumbre de las Américas.

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