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Valencia. Cerca de la mitad de los jóvenes ha experimentado alguna clase de hostigamiento digital en algún instante de su vida, de acuerdo con un reciente reporte de la UNESCO. Las plataformas sociales han intensificado una problemática que ya existía en las escuelas y que hoy se subraya especialmente con ocasión del Día Internacional contra la Agresión y el Hostigamiento en el Ámbito Educativo, conmemorándose cada primer jueves de noviembre.
El hostigamiento escolar no es un suceso inédito, pero las herramientas tecnológicas y los entornos virtuales lo han hecho más patente y enrevesado. “Desde el primer deceso por acoso que se reportó en los medios hace dos décadas, el caso Jokin, han ocurrido alrededor de veinte muertes por *bullying* en territorio español que han sido difundidas por la prensa”, menciona Enrique Pérez, líder de la Asociación Española para la Prevención del Hostigamiento Escolar (Aepae).
La toma de conciencia en las instituciones educativas se ha incrementado en tiempos recientes, pero las agrupaciones alertan que las acciones de mitigación no son suficientes. En lo que va del año, sucesos como los de Sandra, de 14 años, en Sevilla, o Dani, de 15, en Lleida, han impactado a la sociedad, revelando las deficiencias del sistema de respuesta.
Para Pérez, los procedimientos vigentes “son pausados, excesivamente formales y en nueve de cada diez situaciones están influidos por la conveniencia del propio centro formativo”. Los parientes, sostienen, a menudo ignoran si el protocolo se ha puesto en marcha o qué acciones se están llevando a cabo. “La escuela afirma que lo inicia, pero los progenitores nunca reciben confirmación de las gestiones realizadas”, explica el responsable de Aepae.
Desde Aepae afirman disponer de una estrategia completa de evitación que disminuye la frecuencia de los episodios graves en un 95%. Dicho esquema abarca instrucción para el personal docente, los estudiantes y los hogares a través de seminarios, además de una evaluación para identificar precozmente los indicios iniciales de agresión.
Estas iniciativas han comprobado su efectividad, resaltan desde la organización, al recordar que el acoso en las aulas es un asunto que puede prevenirse si se interviene con antelación, capacitación y una cooperación genuina entre los diversos actores educativos.















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