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La caída del reservorio de agua, con potencial para albergar un millón de galones, resultó en cinco individuos lesionados y el aniquilamiento de diez moradas.
De acuerdo con el dictamen técnico enviado al timonel del INAPA, Wellington Arnaud, se concluye que “la fisura en una juntura soldada causó una expulsión repentina del líquido guardado, originando una succión interna que desmanteló por completo la estructura”, con 31 años de uso (erigida en 1994).
Este análisis, confeccionado por los ingenieros Joseph Pilier, subdirector de la entidad, Miguel Bacha, consultor, y Luis José Popa, director de Acueductos, subraya que la cercanía de residencias junto al depósito constituyó un quebranto directo a las regulaciones de resguardo y desarrollo urbano vigentes, incrementando el peligro.
Conforme a las pautas de diseño estructural y seguridad aplicables en el momento de su levantamiento, un dechado de estas dimensiones, con un contorno y una elevación total de 19 metros, precisaba estar emplazado en un terreno de al menos 61 metros por 61 metros, para así acatar la separación de seguridad exigida entre el contenedor y cualquier construcción o morada.
Las casas fueron levantadas, tras la colocación del tanque regulador, infringiendo las normativas.
El INAPA comunicó las medidas adoptadas para resguardar a la comunidad afectada, como la puesta en marcha inmediata del plan de contingencia institucional, el envío de cuadrillas técnicas, sociales y de conservación a la zona del suceso, y la articulación con los entes municipales y servicios de socorro.









