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Lo que muchos desconocen tras bambalinas es el aparato técnico y humano que permite esta emisión continua, dentro de una residencia de más de dos mil metros cuadrados, equipada con 48 cámaras y una inversión que supera los dos millones de dólares.
Sostener esa operación veinticuatro horas al día, siete días a la semana, es, en palabras de su propio personal, “un programa de telerrealidad fuera del programa”.
Para el productor Manaury Jorge, la transición entre la primera y la segunda temporada ha sido inmensa.
“La temporada inicial contaba con 28 cámaras; esta tiene cerca de 50. Este inmueble es cuatro veces más extenso que el anterior, el equipo técnico se ha duplicado, y todo debe funcionar en perfecta coordinación”, detalla.
El equipo supera las 50 personas, organizadas en turnos rotativos con escaso descanso.
“Apenas dormimos tres o cuatro horas y volvemos de nuevo aquí. Prácticamente todos residimos en este lugar”, admite Manaury. “Hay una realidad paralela a la del show”.
En declaraciones a El Nacional, la productora Yubelina Familia califica al equipo como “una tropa de jóvenes” dedicados a demostrar que en República Dominicana es factible generar contenido de calidad e innovador.
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“Somos más de 40 individuos trabajando por turnos. Hay mucho esfuerzo aquí, ya que estamos apartados de nuestros seres queridos, pero lo hacemos con pasión”, asegura.
“Desde la dirección hasta el miembro de menor rango, somos una familia. Esta convivencia nos ha fortalecido”.
En un espacio donde cualquier cosa puede suceder, el guionista Manuel Galán afronta una dificultad distinta a la del cine, su campo original.
“Aunque se establece un guion previo, la realidad se modifica al instante. El guion es lo que ellos viven en la casa. Hay que crear en el momento, según su estado de ánimo y lo que se presente”.
Galán subraya que el público se ha convertido también en un participante activo del proceso.
“Siempre revisamos las opiniones y los superchats. La audiencia ejerce gran influencia en las dinámicas. Nos basamos en lo que expresan y en las métricas”.
Su vivencia, comenta, ha sido “adictiva”: “Es agotador, pero uno se va y al poco tiempo desea regresar. Es un trabajo arduo, pero que engancha”.
El director de producción Manuel Fraíz Grijalba confirma que la escala de esta segunda temporada implica un avance técnico sin precedentes en el país.
“Tras















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