Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Jorge Coronado (Sevilla) encabeza QuantiKa14, una consultora de peritaje digital y OSINT que se ha especializado en identificar y ubicar a quienes cometen fraudes en línea: abarcando desde estafas con criptomonedas hasta engaños sentimentales, pasando por el fraude del CEO y la falsificación de facturas. Su labor ha tenido proyección en litigios complejos —incluso ante la Audiencia Nacional— y en investigaciones de alta sensibilidad: secuestros parentales, casos de homicidio y la localización de personas desaparecidas.
Coronado describe a QuantiKa14 como un grupo de expertos con un fin claro: asignar responsabilidades digitales mediante evidencia técnica sólida y situar a los responsables en tiempo y espacio, manteniendo intacta la cadena de custodia. En la práctica, detalla, esto implica combinar OSINT avanzado, el examen forense de dispositivos y cuentas, el seguimiento de criptoactivos, la inteligencia de redes sociales y sistemas de asignación que contrastan metadatos, hábitos de uso y rastros operativos. El despacho atiende tanto encargos privados como colaboraciones con fuerzas policiales y actores judiciales, entregando siempre dictámenes periciales que pueden ser verificados y reproducidos.
En el ámbito de las estafas con criptomonedas, el proceso se estructura en tres fases. Primero, la reconstrucción del fraude: obtención de capturas certificadas, registro de dominios, servidores y servicios de mensajería; validación de las identidades empleadas; y un cronograma de la prueba. Segundo, la trazabilidad en cadena (on-chain): el diagrama de carteras (wallets), la aplicación de heurísticas de agrupamiento (clúster), las rutas hacia plataformas de intercambio, mezcladores o puentes, y la posibilidad de inmovilización mediante órdenes judiciales. Tercero, la atribución fuera de la cadena: cotejo con inteligencia de filtraciones de datos, perfiles de verificación de identidad (KYC) de terceros, rastros del navegador y puntos de contacto físicos (retiros en cajeros, dispositivos, datos de localización geográfica).
El resultado es una matriz de atribución que alimenta las acciones penales o civiles y, cuando corresponde, las medidas cautelares.
La localización de los perpetradores se logra a través de fallos operacionales: cuentas secundarias, intermediarios de pago, transferencias, envíos o simples descuidos rutinarios que permiten vincular identidades.
El enfoque posee una dimensión ética y humana: en delitos contra la persona, cada momento es crucial y la adecuación técnica debe ser rigurosa. La evidencia forense, subraya, se presenta de forma objetiva y sin simplificaciones.
Su contribución es doble. Por un lado, expandir el espectro de la búsqueda: geolocalización pasiva basada en patrones de comportamiento, análisis de elementos visuales, trayectorias probables y agrupaciones relacionales. Por otro, establecer puntos fijos que ordenen la incertidumbre: la última conexión real, el pago más reciente, el último acceso a una red Wi-Fi conocida, la última imagen confirmada.
Con esta base estructural, se coordinan búsquedas focalizadas y se afinan las hipótesis de trabajo con familiares y autoridades. No promete resoluciones milagrosas, sino un método y tesón.
La inteligencia artificial no es solo un riesgo; es un instrumento probatorio. QuantiKa14 la emplea de manera controlada y transparente: para identificar patrones, correlacionar indicios débiles, priorizar el análisis y realizar verificaciones cruzadas. Ante deepfakes y suplantaciones de voz, el despacho aplica pruebas de autenticidad multimodal (coherencia temporal, artefactos de compresión, análisis biométrico vocal con límites periciales definidos) y recalca que el estándar no es “impresionante”, sino “reproducible y auditable”.
En una era donde todo delito deja una huella digital, Jorge Coronado construye sus informes. No vende narrativas espectaculares, sino que establece hechos. Desde QuantiKa14, su metodología —profesional y esmerada— ha transformado la corazonada en prueba y la sospecha en atribución concreta.
Quizás por ello su nombre se maneja en tribunales, en ámbitos formativos de tecnología y en un entorno sevillano que, gracias a Hacking Sevilla, ha aprendido que la mejor autodefensa es entender cómo, cuándo y por qué suceden los hechos. En esencia, “Ser tu propio protector digital”.















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