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José Francisco Peña Gómez llegó a afirmar que “solamente el PRD podría derrotar al PRD”. ¡El líder tenía toda la razón, esa “estrella con brillo propio” que por años alumbró el quehacer político en nuestra nación, con su visión, su probidad y su capacidad para interpretar los sucesos sociales!
No me intimida la oposición. El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en mi sentir, carece de cualquier opción para regresar al gobierno.
Se halla exhausto, desprestigiado Y acorralado por los litigios de corrupción que se ventilan en tribunales y que involucran al exmandatario Danilo Medina, a sus parientes cercanos, a funcionarios de alto rango, así como a militares, incluido su antiguo jefe de seguridad.
El expresidente Medina, ya lo he mencionado, manipula al PLD, no como un partido político, sino como un “despacho legal” para evadir que el órgano persecutor judicial lo investigue y lo someta a la justicia.
Además, no existe un aspirante presidencial sólido capaz de competir con éxito en una contienda electoral.
Aquellos que pudieran intentarlo carecen del aval del “caudillo”, quien intentará imponer, de cualquier forma, a Gonzalo Castillo, dejando a Francisco Javier García, Abel Martínez y Francisco Domínguez Brito, con escasas posibilidades, a no ser que se unifiquen, elijan a uno e inciten un cisma interno.
El PLD está descartado para contender por el poder en las próximas votaciones.
La Fuerza del Pueblo (FUPU) enfrenta problemas internos serios que aún no se revelan, pero que pronto saldrán a la luz. El armazón estructural de la FUPU todavía es muy frágil.
Carece de cuadros directivos a nivel de municipios y regiones, algo que el PLD aún conserva. Estructuralmente el PLD resulta más robusto que la FUPU, la cual solo se sustenta en el exgobernante Leonel Fernández, el político con mayor índice de rechazo del país junto a Miguel Vargas Maldonado.
En la FUPU hay cuadros directivos más interesados en mantener su influencia en el Sistema de Justicia que en su propia agrupación.
Se afanan por conservar poder en el Ministerio Público y en las Salas Superiores de Justicia, pues saben que aspirar a la silla presidencial es inviable, dado que ese puesto está reservado al presidente Fernández o a su vástago, Omar Fernández, a quien las campañas de imagen posicionan mucho más arriba que a su progenitor. Omar no está solo en sus ambiciones. Cuenta con el apoyo de un sector considerable de dirigentes dentro de la FUPU y en la sociedad civil.
Considero que ninguno de los dos podrá alcanzar el triunfo en su aspiración a la presidencia de la República.
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