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El clérigo recordó entre risas el momento en que monseñor Freddy Bretón le regaló su primer birrete, pequeño y de tela, expresando: “El tiempo ha volado, y hoy poseo uno auténtico”.
En medio de la alegría por su consagración como primer obispo de la flamante Diócesis Stella Maris, monseñor Manuel Antonio Ruiz de la Rosa ofreció gracias a Dios por haberle escogido como hijo predilecto y a su madre por ser su pilar.
“Agradezco a mi familia, a mi padre don Marcos, que ya goza con el Señor, y a mi madre, que con sus casi 93 años lidera a esta familia”, manifestó Ruiz de la Rosa al concluir su ceremonia de ordenación episcopal en el Anfiteatro Luisito Martí, en el Parque Mirador del Este.
Además, elevó su gratitud a Dios: “Al pulir calzado a los pies de este Cristo de los milagros de Bayaguana, el Señor me extendió su mano para el seminario”.
En su alocución, el sacerdote rememoró con jovialidad cuando monseñor Freddy Bretón le obsequió su primer mitra juvenil, de tela, diciendo: “Ha transcurrido el tiempo, y ahora ostento uno de verdad”.
Ruiz de la Rosa caracterizó a Stella Maris como una diócesis que enfrentará “importantes desafíos”, a causa del desarrollo social y urbano circundante a las áreas que comprende esta nueva circunscripción eclesiástica.
Asimismo, hizo un llamamiento a los profesionales de la construcción, ingenieros y empresarios para que incluyan oratorios y lugares de rezo en sus edificaciones, de modo que Jesús sea el primero en residir en sus proyectos y así asegurar la bendición.
“Rueguen por esta diócesis, oren por este prelado, para que sirva con rectitud a Dios y a la Iglesia”, expresó al saludar a los fieles congregados.
El rito de ordenación episcopal de monseñor Ruiz de la Rosa estuvo colmado de júbilo; los creyentes aguardaban al recién nombrado obispo.
La predicación estuvo a cargo de monseñor Piergiorgio Bertoldi, nuncio apostólico y representante del papa León XIV en República Dominicana, quien resaltó la valía sacerdotal de Ruiz de la Rosa, como un servidor leal a los preceptos divinos y a la Iglesia Católica.
Durante el evento, monseñor Ruiz de la Rosa fue investido obispo mediante el ritual de imposición de manos y súplica consagratoria, recibiendo así la plenitud del sacramento del orden sacerdotal.
El nuevo pastor se postró, en señal de una existencia renovada en la Iglesia Católica, imbuida de humildad, firmeza y afecto por su gente.
Como parte del acto de ordenación, Bertoldi confirió un anillo a Ruiz de la Rosa, junto con la mitra episcopal y el báculo; estos emblemas sagrados lo acompañarán en su sendero de fe y amor a Dios.
El acontecimiento religioso contó con la presencia del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez; monseñor Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez, arzobispo emérito de Santiago de los Caballeros y monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo, obispo emérito de San Francisco de Macorís. También asistieron los presbíteros Fermín de los Santos, de la diócesis de Stella Maris, y Williams Antonio Arias Arias, de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros.
Desde el ámbito político, estuvieron presentes el mandatario Luis Abinader, la primera dama Raquel Arbaje y el alcalde de Santo Domingo Este, Dio Astacio; la ex primera dama, Cándida Montilla de Medina.
Igualmente, el ministro de Educación, Luis Miguel de Camps; de Industria, Comercio y Mipymes, Víctor Bisonó; el defensor del pueblo, Pablo Ulloa; el presidente del Consejo Directivo del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), Guido Gómez Mazara; de la Dirección de Asistencia Social y Alimentación Comunitaria (Dasac), Edgar Augusto Félix Méndez; director de Bienes Nacionales y honorífico del Consejo Estatal del Azúcar, Rafael Burgos Gómez, y el director de Migración, vicealmirante Luis Rafael Lee Ballester.
Asimismo, estuvieron presentes el exgobernante de la República, Leonel Fernández; el senador del Distrito Nacional, Omar Fernández, y otros referentes políticos nacionales como Francisco Domínguez Brito, Francisco Javier García y Jean Alain Rodríguez.
La diócesis de Stella Maris surgió de una petición del papa León XIV para reforzar la atención pastoral cubriendo los municipios de Santo Domingo Este, San Antonio de Guerra y Boca Chica, que antes formaban parte de la Arquidiócesis de Santo Domingo.
Esta diócesis estará compuesta por 64 parroquias, 40 clérigos diocesanos, 55 sacerdotes religiosos, 39 diáconos permanentes, 12 aspirantes al sacerdocio, 12 religiosos consagrados y 83 religiosas.















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