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Luego de 65 años de su deceso, los restos de Juancito Rodríguez ya descansan en el Panteón de la Patria

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L perdió su riqueza, sus posesiones, terrenos, bienes e incluso a su vástago, sacrificándolo todo para derrocar la opresión.

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Informes de prensa indican que la bonanza económica y el estatus social del hacendado cambiaron drásticamente al decidir encarar con temple y decisión la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo.

El 19 de noviembre de 1960, en Barquisimeto, Venezuela, donde se hallaba exiliado, expiró Juan Rodríguez García (más conocido como Juancito). Se encontraba en esa nación tras ser expulsado de la República Dominicana por oponerse al régimen dictatorial del entonces déspota Rafael Leónidas Trujillo.

Este sábado, a escasos 11 días de cumplirse 65 años de su deceso, sus restos reposan ya en el Panteón de la Patria.

En el trayecto desde el camposanto municipal de Moca hacia el Panteón Nacional, sus restos pasaron por el Palacio Nacional, donde fue recibido por el mandatario Luis Abinader, con los honores de las guardias de gala, la ejecución del himno y el disparo de seis salvas al inicio y al cierre del solemne evento.

En dicho acto, Abinader aseveró que se trata de un gesto de “equidad histórica” hacia uno de los dominicanos que lo entregó todo: su patrimonio, su entorno familiar e incluso la vida de su hijo mayor en la contienda contra la autocracia de Rafael Leónidas Trujillo y en defensa de la libertad y la soberanía nacional.

“General Juancito Rodríguez: hoy lo conducimos a ese recinto sagrado, donde reposan los vestigios de nuestros preclaros, al Panteón de la Patria, como una ratificación de nuestro compromiso inquebrantable con los principios elevados de libertad, probidad y autodeterminación”, manifestó el jefe de Estado al ofrecer el discurso principal de la ceremonia protocolaria.

El presidente declaró como “Prócer de la Nación” a Juancito Rodríguez mediante el decreto 288-25 por su vida ejemplar en la pugna contra el régimen trujillista, su entrega total a la causa libertaria y su sacrificio personal y familiar en pro de la democracia dominicana.

Rodríguez García fue un notable opositor a Trujillo, con una participación significativa en la concepción y el financiamiento de las incursiones de Cayo Confites, Luperón y el 14 de junio de 1959, fecha en que pereció su hijo primogénito, José Horacio Rodríguez.

Informes de prensa indican que la estabilidad económica y el respeto social del ganadero se alteraron cuando eligió confrontar con autoridad y firmeza la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

Si bien había servido como senador y diputado, fue su sentido de la rectitud lo que lo impulsó a convertirse en uno de los mayores sostenedores financieros de movimientos desafectos a Trujillo desde el exterior. Él perdió su riqueza, sus posesiones, terrenos, bienes e incluso a su vástago, sacrificándolo todo para derrocar la opresión.

“Fue congresista y senador. Al advertir los abusos constantes, las persecuciones y la diatriba sanguinaria del gobierno, tomó la determinación de enfrentar con arrojo inequívoco y sin reservas la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Esto tuvo un precio espantoso para él y su familia: el tirano con saña desmedida arruinó su existencia, despojó sus predios, dilapidó su caudal hasta la aniquilación total de sus haberes. El régimen arrasó con su latifundio, hostigó a su parentela y ultimó a sus colaboradores”, expresó Abinader.

Uno de los nietos de Juancito, Porfirio Rodríguez, asistió al evento en el Palacio Nacional y señaló que la estirpe Rodríguez está abocada a replicar el ejemplo de ese “sacrificio insuperable” ofrecido por el ahora prócer nacional.

“Juan Rodríguez, luego de haber amasado una fortuna en cacao, ganado, etc. en La Vega, dejó todo eso a un lado y mermó parte de sus activos para adquirir armamento para pugnar contra Trujillo”, aseveró Porfirio.

José Horacio Rodríguez, el vástago mayor de Juancito muerto en la incursión del 14 de junio de 1959, explicó a los medios informativos que su abuelo no se involucró en la lucha contra Trujillo por haberle despojado de tierras y ganado, sino porque estimaba que debía ser restaurada la democracia de la República Dominicana.

Uno de los descendientes de Porfirio, y bisnieto de Juancito, el antiguo diputado José Horacio Rodríguez, manifestó que su linaje ahora tiene el compromiso de proseguir la herencia legada por su pariente.

“Soportó más de 15 años en el destierro, un periodo en el que prácticamente lo sacrificó todo, y no era cualquiera, Juancito; él, en su momento, figuraba entre los hombres más acaudalados del país. Cualquiera se preguntaría qué razón tenía este hombre para hacer tal cosa y hacerse enemigo de Trujillo, pues ese es el testimonio de que existen patriotas, de que la República Dominicana posee la capacidad de contar con hombres y mujeres dispuestos a inmolarse por la nación sin buscar una retribución personal”, argumentó el líder de Opción Democrática.

Virginia Antares, exaspirante presidencial y bisnieta de Juancito, igualmente, expresó que comparte la postura planteada por el presidente Abinader en el sentido de que la decisión de trasladarlo al Panteón Nacional constituye un acto de “equidad histórica”.

“Nosotros como estirpe nos sentimos profundamente honrados y agradecidos de que se haya reconocido el valor y la devoción que mostró un hombre como Juancito Rodríguez, quien no solo fue un individuo laborioso, íntegro y moral que edificó una de las cuantiosas fortunas del país en su época, sino que fue alguien que supo arriesgar todo eso y ponerlo al servicio de la contienda por la democracia dominicana”, sentenció Antares.

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