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LANDOVER, Maryland, EE. UU. (AP) — Las precauciones de seguridad se intensificaron el domingo justo antes del encuentro entre los Commanders de Washington y los Lions de Detroit, dado que el presidente Donald Trump se convirtió en el primer mandatario en funciones en casi cincuenta años en presenciar un partido de temporada regular de la NFL.
Funcionarios vestidos de negro, identificados como personal del Servicio Secreto de EE. UU., se sumaron a efectivos militares, policiales y otros custodiando tanto el interior como el exterior del Estadio Northwest. Se observaron más barreras de lo habitual obstaculizando las aceras y algunos accesos se hallaban limitados.
“Nos sentimos honrados de recibir al presidente Trump en el juego mientras rendimos homenaje a quienes han servido y siguen sirviendo a nuestra nación”, declaró el máximo directivo del club Commanders, Mark Clouse. “Toda la estructura de los Commanders se enorgullece de formar parte de la campaña ‘Salute to Service’ de la NFL, reconociendo el compromiso y el coste asumido por los veteranos de nuestro país, el personal militar activo y sus seres queridos este domingo”.
Existieron tensiones entre Trump y la liga durante su primer periodo presidencial, especialmente por su rechazo a la acción de los jugadores de arrodillarse durante el himno nacional como protesta por desigualdades sociales o raciales. Dicha práctica se inició en 2016 con el entonces *quarterback* de los 49ers, Colin Kaepernick.
Mediante plataformas digitales y declaraciones públicas, Trump reiteró que los deportistas debían estar de pie durante el himno nacional, e incluso solicitó a los dueños de franquicias que despidieran a quienes eligieran arrodillarse.














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