Economicas Primera Plana

Avivemos la flama de la innovación

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Pues cuando consigamos encender esa chispa hasta convertirla en llama, las ideas germinarán y, al fin, traspasarán la barrera de lo tangible.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La República Dominicana se ubica en la décima posición entre las naciones latinoamericanas en el Índice Global de Innovación publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). En 2023, ocupaba el puesto número once; actualmente, solo están por delante Chile, Brasil, México, Uruguay, Colombia, Costa Rica, Argentina, Perú y Panamá.

Esto sugiere que el impulso innovador empieza a mostrarse en el horizonte nacional: aunque tenue aún, promete que pronto veremos al sol emerger con vigor.

A pesar de que se notan avances en aspectos como la infraestructura y las instituciones, la nación todavía afronta problemas fundamentales que restringen su capacidad de generar creatividad.

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El documento que muestra los resultados del índice para 2025 subraya varios puntos fuertes: la buena capacidad para atraer capital extranjero directo, la existencia de estructuras e infraestructuras que proveen cimientos sólidos, y una ventaja demográfica juvenil que proporciona un campo propicio para sembrar la semilla de la innovación.

No obstante, persisten aspectos débiles que impiden que esa semilla fructifique por completo: la escasa conexión entre el ámbito académico y el empresarial, lo cual restringe la creación de patentes y la investigación práctica; las trabas estructurales que complican el desarrollo de entornos innovadores perdurables; y una baja transformación de los recursos en logros concretos, lo que evidencia la urgencia de estrategias gubernamentales mejor coordinadas y mecanismos más eficaces.

Para un territorio que pone sus esperanzas en el sector de alta tecnología como uno de sus pilares exportadores, potenciar sus méritos en lo relativo a la innovación no es un adorno, sino un requerimiento. La innovación es el instrumento que permitirá a los negocios dominicanos distinguirse y competir en la arena mundial.

Aunque se han dado pasos y dispuesto estímulos, aún queda por cubrir la etapa crucial: modificar sustancialmente el sistema educativo para moldear el talento futuro y establecer una verdadera colaboración entre gobierno, sector privado y universidades.

Solo mediante esto podrá activarse el motor de un sistema de innovación nacional que funcione orgánicamente. Pues cuando consigamos encender esa chispa hasta convertirla en llama, las ideas germinarán y, al fin, traspasarán la barrera de lo tangible.

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