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Zaragoza se encuentra en proceso de digitalización. No se trata meramente de algunos servicios o utilidades mejoradas; la transformación es mucho más profunda. Negocios, infraestructuras urbanas e incluso residencias para personas mayores están adoptando lo digital. Desde pequeños comercios hasta grandes corporaciones, la urbe está modificando su operatividad, su modo de comunicarse y la manera de ofrecer prestaciones a sus habitantes.
Pero si todo está interconectado, ¿qué sucede con la intimidad? ¿A qué coste se accede a cambio de que el confort dependa de la revelación de nuestros datos? Numerosos usuarios adoptan precauciones para resguardarse. Algunos bloquean las cookies de rastreo; otros evitan las redes Wi-Fi abiertas, pero un procedimiento que ha ganado tracción son las extensiones de seguridad para navegadores. La gente comienza a cuestionarse: ¿Qué es una VPN y por qué debería emplearla? Esta duda surge cada vez más a medida que los internautas intentan discernir qué instrumentos son confiables y cuáles no.
Sin embargo, lo crucial no son los recursos que empleamos para proteger nuestra privacidad, sino la forma en que Zaragoza está forjando una nueva identidad digital, abarcando desde depósitos industriales hasta espacios públicos, desde el ayuntamiento hasta un panel tecnológico sobre el catado de jamón. Y tras cada avance yace la misma interrogante: ¿Qué tipo de urbe tecnológica anhela ser realmente Zaragoza?
OPINIONES DE EJECUTIVOS DEL SECTOR EMPRESARIAL
Un diálogo tecnológico que inicie con una degustación de jamón podría parecer casual, pero en Zaragoza funciona. El reciente encuentro convocado por la Cámara de Comercio atrajo no solo a especialistas en TI, sino también a gerentes generales de las áreas de metalurgia, logística, comercio minorista y agricultura. El tema central: cómo las compañías locales se están adaptando a los sistemas digitales sin sacrificar sus modelos de negocio esenciales.
David Asensio, de Hierros Alfonso, fue directo al grano. “No teníamos otra vía”, señaló, aludiendo a la decisión de su empresa de apostar por la automatización. En un sector reticente al cambio, su equipo tuvo que integrar controles digitales y herramientas de datos ante el riesgo de quedar obsoletos. No era una cuestión de expansión, sino simplemente de subsistencia.
Ana Martínez, de Magaiz, compartió su vivencia personal. Recordó haber laborado sin correo electrónico, en una época donde instalar un fax ya se consideraba un gran avance. Su inquietud no residía en qué tecnología incorporar ahora, sino en la celeridad con la que se espera que los equipos asimilen las novedades. “Lo que hoy parece vanguardia”, afirmó, “mañana será lo habitual”.
NO TODOS PARTEN DEL MISMO PUNTO Y LA MUNICIPALIDAD ES CONSCIENTE DE ELLO
Resulta sencillo dialogar sobre la innovación en despachos directivos de grandes corporaciones. Pero es más complejo cuando los ciudadanos no saben cómo descargar un simple documento PDF. En Zaragoza, la migración a lo digital no solo implica sistemas nuevos, sino también asistir a la población para que se ponga al día.
Este verano, el municipio formalizó un acuerdo con la operadora de telecomunicaciones MasOrange para ofrecer capacitación gratuita dirigida a adultos mayores y a aquellos con menores competencias digitales. La iniciativa no es inédita, pero su alcance se está ampliando. Los cursos, impartidos en lugares como el Centro de Personas Mayores Luis Buñuel, asisten a los participantes a desenvolverse en portales en línea, realizar videoconferencias o utilizar servicios de banca electrónica, tareas que muchos dan por sentadas.
El programa no solventa todos los problemas, pero aborda una cuestión fundamental: ¿quién queda rezagado cuando una ciudad evoluciona digitalmente a gran velocidad? Zaragoza parece tomar nota, al menos por el momento.
DE LOS CENTROS DE INVESTIGACIÓN A LAS PISTAS DE PRODUCCIÓN: EL NOVEDOSO COMPLEJO DE ENSAYOS TECNOLÓGICOS DE ZARAGOZA
Mientras la ciudad redefine sus espacios públicos, algo mucho más técnico se está gestando tras bambalinas. El Centro Europeo de Innovación Digital de Aragón (EDIH) se erige como uno de los nodos clave en el desarrollo tecnológico del país. Aunque rara vez aparece en los titulares, ejerce una influencia considerable en la operativa empresarial.
Su labor se centra en la validación de etapas preliminares. Esto incluye proyectos piloto en inteligencia artificial, automatización y utilidades de datos. Un negocio que busca modernizarse puede recurrir aquí, probar nuevas soluciones, recibir realimentación y decidir qué le conviene. Sin presiones de compra ni demostraciones comerciales. Simplemente entornos de prueba supervisados por investigadores y técnicos.
El propósito es evitar que las empresas malgasten recursos en herramientas que no entienden o que no se ajustan a su realidad operativa. Pero hay más. El EDIH es parte de una estrategia global para mantener la competitividad de Zaragoza dentro de Europa. Expertos de más de 30 naciones colaboran con este complejo. Los proyectos frecuentemente incluyen asociados locales, lo que implica que los resultados no son teóricos, sino adaptados a los negocios, la mano de obra y las rutas de distribución aragonesas.
El rasgo distintivo del EDIH es su estructura. En lugar de comercializar la innovación, permite que la región la modele. En una localidad donde las herramientas digitales están revolucionando aspectos fundamentales, como el comercio de sus habitantes, la recepción de ayudas y la dirección de empresas, la capacidad de experimentar antes de implementar podría ser la innovación más práctica de todas.














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