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Oaxaca de Juárez, 11 de noviembre. La Armada de Estados Unidos movilizó su buque insignia, el USS Gerald R. Ford (CVN 78), junto con su grupo de ataque completo, hacia la zona de responsabilidad del Comando Sur (USSOUTHCOM).
La acción, efectuada el 11 de noviembre, fue instruida por el secretario de Guerra, Pete Hegseth, siguiendo una orden presidencial para desmantelar organizaciones criminales transnacionales y enfrentar el narcoterrorismo en salvaguarda del territorio norteamericano.
Este movimiento castrense ha sido interpretado como una “última advertencia” al Cártel de los Soles, la red delictiva ligada al contrabando de drogas y al gobierno venezolano, considerada por Washington como una de las mayores amenazas en el hemisferio.
Una fortaleza nuclear que flota: la cúspide tecnológica del poder naval americano
El USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande y sofisticado del mundo, no solo encarna la fuerza militar de Estados Unidos: significa una disrupción tecnológica en la guerra marítima.
Su aptitud para operar ininterrumpidamente, desplegar más aviones y requerir menos personal lo establece como el centro de mando más avanzado jamás construido sobre el mar.
Entre sus avances notables se encuentran:
* Generación nuclear A1B: dos reactores de última generación que producen hasta el triple de electricidad que los modelos anteriores, suficiente para alimentar tecnología electromagnética, radares punteros y armamento de energía dirigida.
* Sistema de lanzamiento electromagnético (EMALS): permite un 25% más de salidas aéreas diarias, con lanzamientos más suaves y la capacidad de operar una gama más amplia de aeronaves, desde cazas F-35C hasta vehículos aéreos no tripulados tácticos.
* Sistema de detención AAG: emplea electricidad en lugar de sistemas hidráulicos, garantizando arribos más seguros y disminuyendo los costos de mantenimiento.
* Alta automatización: su dotación es 700 marineros menor que la de los portaaviones clase Nimitz, lo que optimiza la operatividad.
Con más de 4 mil tripulantes y 75 aeronaves, el Ford funciona como una base aérea nuclear móvil capaz de sostener operaciones de combate día y noche, a miles de kilómetros de su nación.
La llegada del Gerald R. Ford al Caribe ocurre en un escenario de creciente tensión con el régimen de Nicolás Maduro y el Cártel de los Soles, que, según agencias yanquis, controla una porción significativa del comercio de cocaína desde Sudamérica hacia Norteamérica y Europa.
El despliegue, si bien etiquetado como “protector”, simboliza un incremento inédito de la maquinaria militar estadounidense en el hemisferio, enviando un mensaje directo a los gobiernos y agrupaciones que sostienen la infraestructura del narcotráfico regional.















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