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Washington, D.C.- El pacto legislativo alcanzado entre senadores del Partido Republicano y Demócrata para poner fin a la paralización gubernamental más prolongada en la historia de Estados Unidos ha dejado en veremos el futuro de los incentivos fiscales mejorados derivados de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA), los cuales están cerca de caducar y han estado brindando cobertura médica a millones de ciudadanos.
El acuerdo, sellado el domingo, solo garantiza una votación en el Senado sobre la ampliación de estas ayudas para el mes de diciembre. No obstante, las perspectivas de una extensión se complican, dado que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, todavía no ha consentido una votación similar en la cámara baja.
De no intervenir el Congreso, los incentivos dejarían de tener efecto al concluir el presente año.
La exclusión del tema en el pacto ha generado una disputa política. El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, acusó a los conservadores de intentar “desmantelar el sistema sanitario” y encarecer la cobertura para las familias.
La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez coincidió con la crítica, subrayando que la ayuda promedio bajo el ACA puede ascender a unos $550 dólares mensuales por persona y que la situación impacta directamente la vida de los trabajadores.
Por otro lado, congresistas del Partido Republicano y el expresidente Donald Trump han defendido la finalización de los subsidios. Trump, a través de su red social Truth Social, planteó que el dinero ahorrado por no ampliar los créditos se entregue “directamente a la gente” para que adquieran otras modalidades de atención médica.
Senadores como Bill Cassidy y Rick Scott han presentado propuestas preliminares, como la creación de fondos federales flexibles prefinanciados para cubrir gastos sanitarios.
Si el Congreso no consigue aprobar una prórroga este año, los incentivos fiscales mejorados desaparecerán, ocasionando un golpe significativo a la economía de los beneficiarios.
Según un análisis de la organización KFF, la extinción de las ayudas podría traducirse en que los inscritos vean sus costes de primas de seguro más que duplicarse. Los segmentos más impactados serían personas con ingresos tanto altos como bajos.
Cynthia Cox, directora del programa ACA de KFF, alertó sobre el “efecto rebote” de esta medida: si la cobertura se encarece, muchos individuos jóvenes y sanos podrían optar por no asegurarse.
Esto forzaría a las compañías aseguradoras a incrementar todavía más los precios para los asegurados restantes, generalmente de mayor edad o con peor estado de salud, lo que a su vez podría elevar los costes de la atención médica de urgencia para hospitales y el gobierno.
A pesar de que los republicanos se han negado a negociar la extensión como parte del acuerdo para evitar el cierre, los legisladores aún disponen de tiempo para aprobar una ampliación o incluso restaurar los subsidios si estos expiran.
Un sondeo reciente de KFF (realizado del 27 de octubre al 2 de noviembre) muestra que cerca de tres cuartas partes de los adultos estadounidenses, incluyendo casi la mitad de los republicanos, apoyan la continuidad de estos incentivos fiscales.
De aprobarse la extensión de las ayudas, los mercados de seguros tendrían que ajustar sus planes, un proceso que las aseguradoras consideran factible, aunque complicado y con el riesgo de que algunos posibles asegurados, ya enfrentados a las tarifas más altas del año entrante, opten por no contratar la póliza.







