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José Marcano es criador de Cerdo El Criollo, carne porcina fresca nunca refrigerada y ciento por ciento quisqueyana.
Desde niño, José Domingo Marcano Fernández estuvo inmerso en el ambiente rural, rodeado de ruidos, olores y compases campestres. Su formación se inició en casa, orientado por sus progenitores: don Miguel Marcano y doña Ángela Inés Fernández, una pionera de la crianza porcina en el país. Juntos manejaron la explotación porcina más grande de la nación, con más de 2,800 cerdas reproductoras. De ellos heredó principios esenciales como la constancia, el afecto por los animales y la convicción firme de que producir con excelencia en territorio dominicano es un modo de servir a la patria.
Esa pasión lo impulsó, junto a su núcleo familiar, a ser uno de los colaboradores más entusiastas de Centro Cuesta Nacional (CCN). La relación con la firma se estableció en 2006, cuando aún trabajaba con sus padres y gestó los primeros nexos como abastecedor. Años después, José Domingo tomó la decisión de emprender su propio rumbo con su esposa Patricia, dentista de profesión; y en 2012 adquirieron una granja deteriorada en Guatapanal, Mao, con capacidad para apenas 150 reproductoras. Hoy poseen dos instalaciones adicionales para la cría de lechones en Guayacanal, Santiago y Naranjal, Cutupú, La Vega, con más de 800 cerdos y prevén llegar a los 1,500.
Desde entonces forman parte del entramado de productores de CCN, y conjuntamente impulsan el proyecto Cerdo El Criollo de Procedencia Nacional, una iniciativa que modificó la visión del consumidor local sobre los cárnicos frescos y robusteció el ramo porcino autóctono. Su dedicación y colaboración con CCN han servido para fomentar el consumo de carne de cerdo cien por ciento criolla y recibir formaciones valiosas para su producción. Bajo este esquema conjunto, se trajeron especialistas desde Costa Rica para impartir enseñanzas sobre nuevos cortes y procesos, como la bondiola, la pechuga y el secreto de cerdo, que actualmente integran el menú nacional.
Este aumento constante es resultado de años de empeño y de una sociedad basada en confianza y miras compartidas. “CCN ha sido un socio fundamental, puesto que no se trata únicamente de comprar o vender, sino de crecer en conjunto, de elevar la calidad del producto criollo”, afirma Marcano.
La explotación en Mao se distingue como arquetipo de gestión higiénica y genética, con potencial para reactivar granjas afectadas por la peste porcina africana. Demuestra pulcritud, orden y compromiso. Patricia, involucrada en cada fase de la operación, dirige con seguridad. En la sección de maternidad laboran seis mujeres, símbolo del creciente protagonismo femenino en el sector agropecuario.
“Andreína, nuestra veterinaria, realizó sus prácticas con mi madre — ¡se sabe el manual de memoria!”, comenta Marcano con orgullo. Mientras tanto, los varones atienden las áreas de gestación y engorde, en donde ya se han incorporado sistemas automáticos de suministro de alimento. Esta amalgama de pericia, modernización y calidez humana define el espíritu de su operación.
Marcano ha transformado su rancho en un modelo de sanidad preventiva. “Utilizamos únicamente los antibióticos estrictamente necesarios”, explica. “Administramos todas las inmunizaciones requeridas y vigilamos cada etapa del proceso”. Si bien la peste porcina sigue siendo un desafío, la experiencia y la planificación han sido esenciales. Mantener granjas separadas, acatar protocolos y apostar por la genética local son bases de su estrategia de perdurabilidad.
La trayectoria de José Domingo y Patricia es también un testimonio del poder de las asociaciones entre criadores y corporaciones. Con el respaldo técnico y comercial de CCN, han elevado los estándares de calidad, promovido la ingesta de cerdo local y de nuevos cortes y estimulando la identidad dominicana desde la granja hasta las estanterías de Supermercados Nacional, Jumbo y Merca Jumbo, donde distribuyen semanalmente unas 27,000 a 30,000 libras de carne porcina.
Hoy, mientras el sol declina sobre Mao, José Domingo y Patricia observan su propiedad con complacencia. En cada corral ven más que animales: visualizan oportunidades, conocimiento y porvenir para el campo dominicano. Sus planes continúan activos: integrar más tecnología, diversificar ofertas y reforzar su enlace con CCN. Todo con la certidumbre de que el trabajo bien ejecutado y la fe en lo nuestro son el camino.
Frases destacadas:
“En este giro hay que tener los pies bien afirmados en la realidad. Pero cuando se ama lo que se hace, el porvenir se ve con optimismo.”
“CCN surgió con el respaldo de muchas personas y firmas, y hoy desean replicarlo apoyando a sus proveedores a progresar y a evolucionar.”














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