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Washington, EE. UU. – Los Estados Unidos sopesarán la obesidad o tener descendencia con requerimientos especiales como motivos para denegar visados de ingreso al país, como parte de otra medida del mandatario Donald Trump para restringir la entrada de foráneos a la nación.
En un memorándum cursado a inicios de este mes, el secretario de Estado, Marco Rubio, instruyó a los consulados norteamericanos a considerar estados como la obesidad al conceder permisos de estancia prolongada, bajo el razonamiento de que padecer obesidad puede “demandar cuidados onerosos y extendidos”.
Asimismo, sugiere a las legaciones diplomáticas examinar si el peticionario tiene un dependiente con “limitaciones, padecimientos continuos u otras necesidades particulares y que requiera asistencia”, hasta el extremo de que el solicitante no pueda ejercer una actividad laboral.
Este apunte fue divulgado inicialmente por el portal noticioso KFF Health News. Su contenido fue verificado ante la AFP por una fuente que revisó el acta.
EE. UU. ya figura entre las naciones con mayor índice de personas con sobrepeso a nivel mundial, debido a elementos como la alimentación y la escasez de actividad física.
Casi el 40% de la ciudadanía estadounidense padece obesidad, con porcentajes medios superiores en aquellas regiones que respaldaron a Trump.
Las nuevas normas serán aplicables a quienes aspiran a residir en EE. UU., pero no a visitantes por periodos breves y comunes.
Desde hace tiempo, las autoridades estadounidenses valoran la posibilidad de que un individuo se vuelva un “gravamen fiscal” —o sea, que se apoye en recursos públicos— antes de aceptar inmigrantes, incluso si ciudadanos de EE. UU. buscan traer a sus cónyuges para unirse en matrimonio.
No obstante, Trump se ha mostrado especialmente decidido a hallar pretextos para vedar el acceso, en el contexto de su endurecimiento migratorio, uno de sus principales ofrecimientos de campaña.
“No es un misterio que la administración Trump pone por delante los intereses de los ciudadanos americanos”, señaló Tommy Pigott, vocero del Departamento de Estado.
“Esto abarca implementar disposiciones que aseguren que nuestro sistema migratorio no represente una carga para el tesoro público estadounidense”, concluyó.














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