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La República Dominicana experimentó este martes un corte de energía masivo que impactó hogares, el transporte y los servicios vitales. La falla se originó en la red de transmisión, provocando que todas las centrales conectadas quedaran inoperativas y dejando al país sin suministro eléctrico.
Pero, ¿por qué la República Dominicana es tan susceptible a los apagones y qué medidas se pueden tomar para prevenir otro fallo?
Primero, es fundamental comprender qué es un *blackout* y cómo se gestiona su restauración.
Juan Tomás García, viceministro de Energía por la Fuerza del Pueblo, detalló en el programa El Día que un *blackout* es una suspensión total donde ninguna central posee energía.
La reactivación del sistema se realiza siguiendo un cronograma de prioridades para asegurar los servicios fundamentales: primero, la subestación de Gazcue, que alimenta el Palacio Nacional y la Policía, seguida de las subestaciones de las Fuerzas Armadas, y así sucesivamente.
El especialista indicó que la avería fue causada por una mala manipulación en la subestación de San Pedro de Macorís. Aunque existen procedimientos para minimizar tales sucesos, la desconexión en cascada evidenció deficiencias en la conservación y supervisión del equipo.
“Ocurrió en San Pedro, pero esa interrupción debió detenerse en varios puntos, y eso se consigue —y aquí está mi crítica al Estado— mediante el mantenimiento y la verificación del funcionamiento”, apuntó.
García enfatizó que la mera instalación de tecnología no es suficiente; es imprescindible una vigilancia constante para garantizar su correcto desempeño.
A juicio de García, la respuesta de las autoridades debió ser más expedita. “Considero que la reacción para restablecer el sistema fue muy lenta. Hay que considerar que tuvimos un evento (tormenta Melissa) que llenó nuestros embalses y están produciendo (energía)”, a la vez que afirmó que el corte “debió resolverse en menos de cinco horas”.
García señaló que, según datos oficiales, el país carece de planes, proyectos y políticas gubernamentales sólidas para afrontar estas contingencias, y criticó la paralización del Metro de Santo Domingo.
“Es inaceptable que teniendo 18 plantas de 2.2 megavatios, las 18 queden fuera de servicio por un problema de baterías. ¡Es algo asombroso!”, manifestó.
“Además, mencionaban que el diésel tenía 11 años, cuando el diésel se degrada entre siete y ocho meses, lo que indica un abandono en el Metro”, añadió.
El experto alertó sobre las pérdidas en la red eléctrica: de cada 100 unidades generadas, se desperdician 43. Esto merma la eficacia del sistema y exige mayores desembolsos en infraestructura y conservación.
García propuso tres correcciones necesarias para fortalecer la red eléctrica y prevenir otro colapso:















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