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Este jueves, Francia rindió homenaje a las 132 víctimas de los atentados perpetrados por yihadistas en terrazas, bares y una sala de conciertos de París, con promesas de hacer “todo lo necesario” para evitar futuros ataques.
Estos atentados, reivindicados por el grupo Estado Islámico, fueron los más mortíferos de la década de 2010 en Europa, un periodo marcado por ofensivas yihadistas en diversas naciones.
“Lamentablemente, nadie puede asegurar el fin de los atentados, pero podemos asegurar que la respuesta será implacable para quienes tomen las armas contra Francia”, afirmó Macron, quien prometió hacer “cuanto esté en su mano” para prevenirlos.
Para conmemorar el décimo aniversario de esta tragedia que impactó al mundo, Macron y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, recorrieron los sitios de los ataques e inauguraron el Jardín del Recuerdo, en el centro de la capital, durante un emotivo acto con música rock.
“Este será un espacio donde todas las víctimas que perdieron la vida estarán nombradas”, “donde los supervivientes se congreguen” y “la vida esté presente”, detalló Philippe Duperron, de la asociación de víctimas 13onze15.
Los “héroes” anónimos de los asaltos —policías, psicólogos, personal de limpieza, enfermeros…— leyeron el nombre de las 132 víctimas: los 130 fallecidos esa noche y dos supervivientes que no pudieron superar el trauma y se quitaron la vida posteriormente.
Las campanas de las iglesias de París, con la catedral de Notre Dame a la cabeza, tañeron e iluminaron un símbolo de la paz alrededor de la Torre Eiffel.
– “Nuestra democracia fue el blanco” –
Los ataques se iniciaron en las inmediaciones del Estadio de Francia, al norte de París, donde la selección francesa de fútbol se enfrentaba a Alemania ante la presencia del entonces presidente, François Hollande. Un hombre, Manuel Dias, pereció.
“Mi padre adoraba la vida”, recordó su hija Sophie Dias con emoción este jueves. “Nos dicen que pasemos página diez años después, pero la ausencia es inmensa, el impacto permanece intacto y la incomprensión aún domina”, añadió.
Esa noche, Hollande dio un discurso televisado sobre el “horror” vivido en el país. Días después, declaró a Francia “en guerra” contra los yihadistas y su autoproclamado califato, que en ese momento abarcaba Siria e Irak.
Los agresores procedieron a asesinar a tiros a cerca de 90 personas en la sala de conciertos Bataclan, donde actuaba la banda Eagles of Death Metal, y a decenas más en restaurantes y cafés de la urbe francesa.
Nueve terroristas murieron por disparos policiales o al activar los explosivos que portaban sujetos a sus cuerpos, a excepción de Salah Abdeslam, quien escapó y fue capturado meses después en Bélgica. Actualmente cumple cadena perpetua en una cárcel francesa de máxima seguridad.
“Ellos eligieron atacar aquello que más detestaban. Nuestra libertad, nuestro gusto por la vida, el espíritu festivo que es el alma de la ciudad”, sentenció la alcaldesa de París. “Esa noche, el objetivo fue nuestra democracia”, concluyó.
– “Una herida que no cierra” –
Las fuerzas respaldadas por Estados Unidos acabaron en 2019 con los últimos restos del califato autoproclamado por el EI en el este de Siria, el cual había atraído a ciudadanos franceses e inspirado los sucesos de París.
Y aunque Francia ha hecho “todo lo humanamente posible para contener” el yihadismo de los “terroristas” que a menudo transitaron por Siria, ahora “vuelve a surgir, bajo otra modalidad, interna, oculta, menos perceptible, menos previsible”, alertó el mandatario francés.
La amenaza ha evolucionado desde 2015. De acuerdo con el fiscal antiterrorista, Oliver Christen, la tendencia en Francia ha pasado de ofensivas coordinadas desde territorios yihadistas a un peligro representado por personas considerablemente más jóvenes, incluyendo menores, ya residentes en el país.
Los menores “son en su mayoría varones, muchos con perfiles solitarios, frecuentemente con problemas académicos”, explicó a AFP Christen, señalando que “pasan demasiado tiempo en plataformas sociales”, donde los “algoritmos” los dirigen a contenidos de “extrema violencia”.
En París, los supervivientes y los familiares de los fallecidos han procurado rehacer sus vidas y en este décimo aniversario quisieron proclamar que “los terroristas no triunfaron esa noche”, según Arthur Dénouveaux, presidente de la asociación Life for Paris.
“Hoy me permito recordar, me doy permiso para el duelo, puedo dejarme llevar, pero mañana, la vida debe continuar”, expresó Sophie Bouchard-Stech, quien perdió a su esposo en el Bataclan.
Numerosos parisinos también se congregaron en la plaza de la República, donde, como en 2015, dejaron flores, velas y mensajes de apoyo. Para uno de ellos, Antoine Grignon, “diez años después, el dolor sigue presente”.















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