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La empresa SpaceX ha logrado posar su primera etapa del Falcon 9 en 513 ocasiones. Adicionalmente, consiguió un exitoso amerizaje del Super Heavy en junio del año pasado.
Miami.- El descenso controlado de la sección inicial del cohete New Glenn de Blue Origin sobre una plataforma marina, lo que posibilita su reutilización en venideras misiones espaciales, acerca a la empresa de Jeff Bezos, fundador de Amazon, a SpaceX en la competencia espacial que sostienen ambas corporaciones privadas.
El New Glenn concretó esta proeza el jueves pasado tras el despegue de dos satélites de la NASA dirigidos a Marte. Apenas diez minutos después de partir, la etapa primaria del vehículo espacial se asentó sin incidentes sobre una estructura ubicada a cientos de kilómetros de la costa de Florida.
El mérito de un aterrizaje dirigido previamente solo lo habían alcanzado los vehículos Falcon 9, Falcon Heavy y Starship de la firma fundada por Elon Musk. El Falcon 9 tuvo su primer aterrizaje favorable en 2015, mientras que el Starship, el cohete más potente del planeta, lo consiguió en 2024.
SpaceX ha conseguido posar la primera fase del Falcon 9 en 513 oportunidades. Además, el pasado junio logró el amerizaje exitoso del Super Heavy, el primer tramo de su Starship, y en octubre de 2024 lo sujetó con una grúa en el mismo sitio de lanzamiento.
El New Glenn es un propulsor con una altura de 98 metros y un diámetro de 7 metros, con capacidad para llevar más de 13 toneladas a la órbita de transferencia geoestacionaria (GTO) y 45 toneladas a la órbita terrestre baja (LEO).
El de ayer fue el segundo lanzamiento del New Glenn y el primero con aterrizaje satisfactorio. En su intento inicial, el pasado enero, la sección inicial del vehículo se perdió durante el descenso hacia la plataforma marítima.
Esta etapa principal está concebida para un mínimo de 25 vuelos, según Blue Origin, y su capacidad de reutilización facilitará la disminución de gastos y desechos.
El New Glenn es comparable al Falcon Heavy de SpaceX, que mide 70 metros de alto y 12 de diámetro, con una capacidad de carga de 63,8 toneladas a LEO y 26,7 toneladas a GTO.
En contraste, el Falcon 9 tiene una altura de 70 metros y puede transportar 8,3 toneladas a LEO y 22,8 toneladas a GTO, y el Starship, que se eleva 123 metros desde el suelo, mueve entre 100 y 150 toneladas.
El primer módulo del cohete de Blue Origin está equipado con siete motores, mientras que su sistema de aterrizaje cuenta con seis soportes para asegurar el posado.
El Falcon Heavy es impulsado por 27 motores Merlin, en tanto que la fase inicial del Falcon 9 consta de nueve motores y cuatro patas de soporte, y el Super Heavy obtiene su energía de 33 motores.
Dado que el Super Heavy carece de patas para el aterrizaje, puede ser recogido por una grúa en el punto de despegue. Por otro lado, la segunda etapa del Starship también ha logrado amerizar con éxito, marcando un punto clave en la recuperación y aprovechamiento de todo el sistema de lanzamiento.
SpaceX mantiene la delantera en la contienda del sector privado por el control de operaciones espaciales. Han pasado más de diez años desde el primer aterrizaje exitoso del Falcon 9 y un año desde que lo lograran con el Starship.
Sin embargo, el administrador interino de la NASA, Sean Duffy, desafió a SpaceX el pasado octubre al declarar públicamente que la empresa de Musk se estaba quedando atrás frente a China en la carrera por regresar a la Luna.
Duffy añadió que el Gobierno estadounidense consideraría abrir a otras compañías el contrato que SpaceX firmó en 2021 con la NASA para proveer el módulo de descenso de la misión Artemis III, mediante la cual Estados Unidos aspira a volver a poner pie en la Luna en esta década.
Blue Origin sería uno de los principales beneficiarios de dicha acción, aunque empresas como Axiom y Boeing también han realizado lanzamientos en los últimos años.
La determinación anunciada por Duffy se produjo meses después de que Musk y el presidente estadounidense, Donald Trump, hicieran pública su discordia tras una acalorada conversación en redes sociales donde Trump advirtió sobre la cancelación de la cápsula Dragon de SpaceX.








