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El triste y lamentable colapso de la sala de fiestas Jet Set ha dejado un hueco en el ámbito del ocio.
Las agrupaciones musicales han explorado otras opciones, dada la falta del local de baile más importante.
Sin embargo, han comprobado que los círculos sociales más distinguidos (Arroyo Hondo, Naco, Los Prados) disponen de espacios adecuados para celebrar sus fandangos y excursiones, con comodidades excelentes, un servicio inmejorable y costes de consumibles y viandas sumamente económicos para el público.
Las verbenas de orquestas se han trasladado a los clubes sociales, los cuales, a su vez, enriquecen su programación con eventos constantes en beneficio de sus miembros y de los visitantes. Antes, algunos clubes parecían abandonados.
Pero, ni lentos ni holgazanes, los dueños de ciertos antros que estaban en declive también se han puesto en marcha, llevando a cabo renovaciones con el objetivo de acoger actuaciones de orquestas.
Es imperativo que amplíen y optimicen sus recintos, abandonando la idea de “salón de estar” que había predominado, ya que hay conjuntos que exigen un millón y medio de pesos por una presentación, y no cualquier sitio puede permitírselo. Es en el bar donde reside la “clave del negocio”.
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