Al tener seis años, le diagnosticaron esta dificultad. Su progenitora no podía concebir que su retoño debiera lidiar con ello. En su búsqueda de alternativas, halló Aloha, un método de potenciación mental, que no solo fue una suerte para su descendiente, sino que se transformó en un propósito vital para ambos. La novedad, presente en 40 naciones, apenas arribó al país.
El universo de los números no parecía tener trascendencia para Renit Motwani. Pero su situación no era tan simple como afirmar: “Las matemáticas me desagradan”. Su desinterés tenía una razón de ser. El dictamen de trastorno por déficit de atención que recibió su madre, fue la clave a tantos resultados insuficientes.
Frente a sus ojos, ese “coco” llamado aritmética amenazaba con dejarlo en la ignorancia. Su madre, Kiran Motwani, no lo permitió. En su empeño por hallar modos de que Renit superara sus tropiezos, descubrió un “poderoso instrumento”: el ábaco.
Así es, un artefacto simple, llano, pero poseedor de una enseñanza profunda que alteró la vida de su muchacho, y está renovando la de miles de infantes en 40 territorios del planeta.
Por cortesía del colega Juan Salazar, hoy LISTÍN DIARIO narra esta vivencia. Fue Amy Ariza quien acudió al medio para que los lectores conozcan el impresionante potencial de aprendizaje que posee esta herramienta.
Tempranamente llegaron a la Redacción, Kiran, Ronit y Amy. Ninguno de los tres podía ocultar su entusiasmo al saber que estaban por compartir con el público tres aspectos cruciales. Él, su experiencia de cómo el ábaco le ayudó a gestionar su déficit de atención; la madre, sobre la fortuna de encontrar esta valiosa vía para asistir a su hijo y, ahora, a muchos otros; y la dominicana sobre lo que implica para ella traer a República Dominicana a Aloha, el plan de desarrollo mental que contribuye a que más chicos se dejen seducir por la fascinación de los números de manera lúdica.
En el entorno de Renit, nacido en España, no había espacio para sumar, restar, multiplicar o dividir. Las frustraciones se apoderaban de él cada vez que observaba sus calificaciones.
“Reprobaba todo lo vinculado a cifras. Esto me hastiaba, era imposible captarlos”. Lo relata, y su semblante parece evocar aquellos instantes de impotencia.
No obstante, sus ojos brillan al momento de hablar del presente. “Pero después que mi madre se entera de este programa y lo pongo en práctica, fue algo asombroso. Ya esperaba con ansias que llegaran los días de asistir a él. Me generaba tanta emoción que comenzaba a preguntar: ¿Cuándo será el miércoles? Y así, porque no solo me estaba favoreciendo para entender mejor, sino que además me entretenía”. En ese instante, los tres subrayan que es un método recreativo que favorece no solo las matemáticas, sino una educación integral.
Tan notable era el efecto del programa en la vida del protagonista, que no solo dominaba los cálculos, sino que participaba en certámenes, alzándose con la victoria en varios. “El punto es que, de no comprender nada de este ámbito, llegué a asimilar tanto que, 25 años más tarde, me titulé en la carrera de Negocios Internacionales”. Y, por si fuera poco, hoy se dedica a promover las bondades de Aloha en distintos países. La República Dominicana es uno de ellos.
Hace algún tiempo, vino al país con su progenitora Kiran para, junto a Amy, implementar esta metodología con el propósito de que los infantes, desde los cinco hasta los 13 años, puedan acceder a este tipo de instrucción sencilla, pero con una adquisición de conocimientos de alto calibre que les servirá de por vida.
Los tres están conscientes de que el ábaco puede ser beneficioso para niños con TDAH. No solo por las ventajas intrínsecas que ofrece, sino porque su manejo, a través de esta iniciativa, también inculca aprecio por los cálculos con un enfoque que involucra varios sentidos, el tacto y la vista.
Contribuye a afinar la concentración y la aprehensión de nociones aritméticas que perduran. Desde hace cuatro meses la nación cuenta con este programa, el cual se imparte de forma remota o presencial.
Amy Ariza también es pieza central en la historia de hoy junto a Kiran y a Renit Motwani. Esta quisqueyana que emigró a Londres para formarse, jamás vio en los números una opción de entendimiento. La Comunicación como trayectoria profesional era lo que le apasionaba en ese momento. Las asignaturas numéricas echaban todo a perder. Era consciente de ello.
Allí conoció a Renit. Estaban juntos en la Facultad. “Yo me maravillaba de cómo a él, sin esfuerzo aparente, le iba tan bien con los números. Luego me comentó del programa Aloha y los resultados positivos que había tenido en su vida. No podía creer que esto fuera factible, pero su testimonio lo confirmaba todo”. Ella también acabó por sumarse al campo de los cálculos.
El éxito en la asimilación de ese mundo le ha sonreído. “Precisamente, por esto concluí: ‘Si este método es capaz de ayudarme a mí, a Renit y a tantas otras personas en 40 naciones, ¿por qué no lo llevo a mi tierra para que también coseche sus beneficios de instrucción numérica?’… Puse en marcha nuestro plan, y llevamos cuatro meses aquí, gracias al apoyo de Renit y Kiran”. Con tan poco trayecto, ya cerca de 50 jóvenes participan en Aloha RD.
Ella es una muchacha dinámica. Tiene mucha información que compartir. Gran anhelo de que su patria avance en este aspecto, pero sobre todo, mucha entrega por lo que están emprendiendo. Sabe que en poco tiempo habrá un antes y un después para esos chicos y esas chicas que, posiblemente no tengan trastorno por déficit de atención, como Renit, pero sí carecen de comprensión y afecto por los números.
“Desde los cinco hasta los 13 años acogemos a quien desee experimentar la fascinación de las matemáticas mediante un programa que, además, transforma su vida con el uso del ábaco. Sin dificultades, sin adornos, solo prestando atención a los cálculos para activar el desarrollo cognitivo y lograr experimentar esa magia numérica”. Amy no disimula la alegría que le provoca estar segura de que pronto, otras personas como a ella, modificarán su perspectiva sobre esta área del saber.
La señora Kiran, oriunda de la India, es la madre de Renit. Recibir la noticia de que a su hijo le costaba el aprendizaje debido a la condición de déficit de atención que obstaculizaba su desarrollo mental, la impulsó a encontrar fuerzas para combatir ese diagnóstico. Optó por actuar en lugar de angustiarse.
“Buscaba soluciones, investigaba, no cesaba en ello… Me enteré de la existencia de este plan de estimulación mental, llamado Aloha, y decidí probar”. No se equivocó. En él halló la vía más eficaz para apoyar a su niño a enfocarse.
A medida que transcurría el tiempo y veía su progreso, no deseó que solo su muchacho, que para ese entonces contaba con unos seis años, se beneficiara de la magia del ábaco, sino que muchos otros con esta condición o con otras trabas de aprendizaje pudieran gozar de sus beneficios.
“Comencé a promoverlo. Cada jornada veía cómo muchísimas personas encontraban solución en este programa que ya suma 30 años en funcionamiento”. Tanto es así que, a nivel actual, Kiran baja de una aeronave para tomar otra con destino a uno de esos lugares donde Aloha está transformando existencias. Una vez deje operando adecuadamente el de República Dominicana, se dirige a otra nación. Eso sí, lo deja en manos muy capaces: las de Renit y Amy.
4- Ejecutar operaciones aritméticas con rapidez y exactitud
7- Potenciar la capacidad auditiva y la destreza de observación
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.















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