Crown Point (Trinidad y Tobago), 4 dic (EFE).- La colocación de un flamante sistema de radar estadounidense de largo alcance en la isla de Tobago está causando inquietud regional mientras se agudizan las fricciones bélicas y diplomáticas entre Estados Unidos y Venezuela, sembrando nuevas dudas sobre la estabilidad en el Caribe.
El teniente comandante retirado Norman Dindial, antiguo director del Centro Nacional de Monitoreo Costero por Radar de Trinidad y Tobago, comentó a EFE que el despliegue del aparato indica una transición hacia la “vigilancia activa” en el caribe meridional, muy cerca de la costa venezolana.
“El radar en Crown Point demandará un esquema de protección antimisiles. Esto implica que debe estar respaldado por medios de ataque aire-tierra y tierra-tierra. Hemos entrado en una etapa de defensa activa: vendrá más equipamiento, si es que no ha arribado ya”, afirmó el exoficial.
Dindial señaló que las agrupaciones navales yanquis ya emplean radares de vanguardia y plataformas del Sistema de Alerta Temprana y Control Aerotransportado (AWACS), lo que sugiere que la unidad de Tobago probablemente extiende el radio de detección y selección de blancos.
La aprensión crece entre los habitantes de Trinidad y Tobago, debido a la carencia de claridad acerca de la instalación del radar, lo cual fue confirmado por las autoridades poco después de asegurar que las fuerzas armadas estadounidenses que ejecutaban ejercicios en la isla habían partido del suelo patrio.
“¿Tendrán que adquirir el equipo Trinidad y Tobago en el futuro? ¿Quién lo maneja y quién controla la información?”, se preguntó el militar fuera de servicio, quien advirtió que cualquier paraguas defensivo en torno al radar requeriría “una base próxima”, abriendo la puerta a una presencia permanente de EE. UU. en esa zona del Atlántico.
El pasado 29 de noviembre, el mandatario estadounidense, Donald Trump, declaró el espacio aéreo venezolano “clausurado en su totalidad”, mientras que aeronaves militares de EE. UU. aterrizaron en Tobago pocos días después.
El exjefe de Gobierno de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, señaló a EFE que la misión incrementa la zozobra para Trinidad y Tobago y debió ser discutida a escala regional, entre los miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom).
“Sin duda alguna, sitúa a Trinidad y Tobago en una posición de fragilidad. Genera incertidumbre”, opinó Gonsalves, quien presidió San Vicente durante veinticuatro años hasta su derrota electoral la semana anterior.
Gonsalves sostuvo que el dispositivo de radar pudo haber sido ubicado mar adentro o supervisado desde instalaciones yanqui ya existentes.
“Si yo puedo inferir que es una táctica de apremio, ¿no cree usted que el presidente (venezolano) Nicolás Maduro también lo percibe?”, inquirió.
Ante las preocupaciones, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, comunicó que solicitó el radar a EE. UU. y que los ciudadanos no tienen motivos para alarmarse, ya que reforzará la seguridad del país.
Entre los turistas y pobladores de Tobago, son comunes las interrogantes y las charlas sobre el radar, las operaciones militares estadounidenses en Crown Point y la tensión general en alza en el Caribe.
El presidente de la Asociación de Hoteleros y Turistas de Tobago, Reginald MacLean, admitió que los empresarios están atravesando un “momento complicado y nebuloso”.
Los operadores de cruceros también reportan desasosiego. La Asociación de Agencias de Viajes de Trinidad y Tobago informó que las líneas de cruceros ya han mermado las reservaciones y que una embarcación ha anulado su escala en Tobago para el 5 de diciembre.
Conforme al economista Taharqa Obika, la actividad económica de Tobago depende “mucho del turismo” y ya está flaqueando: “Los agentes turísticos se enfrentan a un estancamiento por la caída en las reservas y arribos”, declaró a EFE.
Otros ciudadanos prevén un impacto diverso. Cassarina Moodie, de la Iniciativa de Sustento de Ecoturismo Resiliente (un colectivo que apoya el turismo ecológico en Tobago), considera que algunos visitantes norteamericanos podrían sentirse más confiados con la nueva capacidad de vigilancia de la isla.
A pesar de esta posibilidad, Moodie también teme las consecuencias: “Si ocurre un enfrentamiento o una intensificación de los movimientos militares entre Venezuela y EE. UU., todos en el Caribe sufriremos las repercusiones”. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.









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