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La elocuente narración del quisqueyano que comprueba que es factible

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Y obtuve reconocimientos nacionales e internacionales con facilidad, porque el joven sabe argumentar.

El dominicano es reconocido por ser un luchador por naturaleza, y Dylan Pierre Santorini es un gran ejemplo de esto.

Este joven compartió en su cuenta de Instagram cómo, con fe, perseverancia, estudio y constancia, logró su objetivo: ingresar a Princeton.

“Primeramente, fue con la ayuda de Dios, mi gente. Él me despejó todo el camino y yo seguí adelante”, así comienza su narración.

Lo segundo que lo llevó a su destino soñado fue “un esfuerzo constante que inicié en el bachillerato”.

“Fui cabeza de dos grupos de debate, Modelo de Naciones Unidas y el Junior State of America. Y obtuve reconocimientos nacionales e internacionales con facilidad, porque el joven sabe argumentar. Sobre todo cuando se trata de favorecer el progreso humano”, destacó.

También recordó que “fui el segundo al mando de la Sociedad de Honor de Francés en mi centro de estudios y coseché varios premios como actor en francés. Ya que el único teatro que me gusta es aquel que me trae galardones”.

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Y se formó en la Alliance Française de Nueva York, “allí colaboré como ayudante de profesor enseñando francés a niños. Además, fui merecedor de oro en Leucon Concur, una competición anual sobre conocimientos del francés”.

Pero su trayectoria no se limita a lo académico. En sus tiempos libres de debate, se dedicaba al baile. Dylan ideó su propio taller de salsa, merengue y bachata.

A su hoja de vida se suma su labor social: guía juvenil en su congregación, y voluntario en un comercio sin ánimo de lucro.

También fue un atleta de alto nivel, compitió en el equipo principal, ganando preseas y marcando tiempos que evidencian dedicación y esfuerzo.

“Conseguí varias medallas como observan aquí porque era uno de los corredores más veloces del equipo. Incluso logré correr una milla en 5 minutos y 20 y tantos segundos, aunque ya no, pues son muchos los dulces que disfrutaba desde entonces”, comentó.

“Comencé a posar profesionalmente con una agencia de Nueva York en mi tercer año. Cada verano lo dediqué a avanzar en matemáticas o tomar cursos de indagación como el programa Pioneer del colegio Oberlin”, siguió contando.

“También obtuve una beca para estudiar en la Universidad de Brown durante dos veranos, donde profundicé en la democracia y la filosofía”, mencionó.

Y por si fuera poco, “cursé cerca de 8 asignaturas de PISA, manteniendo en todas mis clases un promedio superior a 4.0 y un SAT en el percentil 97. No tuve apoyo particular, fue mucha dedicación a los estudios; fue un gran sacrificio, en verdad”.

Hoy, desde los corredores de Princeton, Dylan mira con agradecimiento el pasado y con esperanza el futuro. Su mensaje es claro y potente:

“Hispano, dominicano: es posible. No se dejen etiquetar. Somos más que un género musical”, afirmó.

“Vivimos en un mundo en el que al mencionar que eres dominicano, lo primero que te dicen es que te encanta el reguetón y el dembow y no me malentiendan, eso no está mal, a mí me agrada, pero al mismo tiempo necesitamos equilibrio”, agregó.

Recordó que “somos talento, constancia y corazón. Dios me abrió el paso, pero yo tuve que recorrerlo. Ustedes también pueden lograrlo”. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

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