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Aviones militares de Estados Unidos concentran sus operaciones en el AILA como parte del apoyo logístico regional

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Estas acciones forman parte del respaldo logístico a la Operación Southern Spear, dirigida tanto al traslado de ayudas humanitarias como al fortalecimiento de misiones regionales en el Caribe.

Las aeronaves de transporte estratégico de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos mantienen operaciones activas y constantes en el Aeropuerto Internacional de Las Américas, José Francisco Peña Gómez (AILA), donde se ha establecido una base improvisada para el traslado de equipos, insumos, suministros y ayuda humanitaria desde territorio norteamericano, mientras se observa una notable reducción de actividades en la Base Aérea de San Isidro.

De acuerdo con una fuente confiable, este domingo no se encontró estacionada ninguna aeronave militar estadounidense en San Isidro, instalación que hace apenas un par de semanas funcionó como uno de los principales centros de operación.

Sin embargo, en Las Américas se concentra la mayor operación de al menos 10 aviones militares de gran volumen de carga. “Hasta esta hora aquí en la Base Aérea no hay ninguna aeronave militar de matrícula estadounidense”, indicó la fuente, que pidió mantener su nombre en el anonimato.

En contraste, alrededor de diez aviones militares continúan operando de manera regular en el AILA, específicamente a través de la pista 17-35, habilitada para estas misiones el pasado mes de noviembre.

Las operaciones son ejecutadas por personal del 921.º Escuadrón de Respuesta a Contingencias y del 621.º Ala de Respuesta a Contingencias de la Fuerza Aérea estadounidense, unidades especializadas en despliegues rápidos y apoyo logístico en escenarios estratégicos.

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Según los detalles disponibles, estas acciones forman parte del respaldo logístico a la Operación Southern Spear, desarrollada bajo el mando del Comando Sur de los Estados Unidos (Southcom), orientada tanto al traslado de ayudas humanitarias como al fortalecimiento de misiones regionales en el Caribe.

El despliegue responde, además, a prioridades del Departamento de Defensa de EE. UU., alineadas con directrices presidenciales para interrumpir el tráfico ilícito de drogas y reforzar la protección del territorio estadounidense.

Desde áreas cercanas, se observa un campamento improvisado instalado dentro del perímetro del AILA, donde soldados estadounidenses realizan diversos trabajos operativos. En el lugar se distinguen vehículos cisterna de combustible, camionetas, jeeps, equipos de comunicación, así como cargas de alimentos e insumos destinados al personal que participa en las operaciones aéreas.

La logística se maneja de forma continua, con aterrizajes y despegues frecuentes de aeronaves de gran tonelaje. Entre los aviones observados figuran los imponentes C-5 Super Galaxy y C-17 Globemaster III, reconocidos mundialmente por su enorme capacidad de carga y su utilización en misiones humanitarias, logísticas y estratégicas de alto nivel.

Al menos diez de estas aeronaves han arribado recientemente por la pista 17, descargando equipos que son trasladados directamente al campamento habilitado.

El área cercana a la cabecera de la pista permanece bajo un estricto esquema de seguridad, coordinado entre personal militar estadounidense y miembros del Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria y de la Aviación Civil (CESAC), quienes supervisan de manera conjunta los procesos de aterrizaje, descarga y despacho de los equipos.

Cada vez que aterrizan los aviones estadounidenses, son escoltados por una unidad terrestre integrada por un equipo de oficiales y subalternos del CESAC, quienes cooperan además en la vigilancia y en el traslado de la carga que estos transportan al país.

La autorización para el uso de áreas restringidas tanto en San Isidro como en el AILA se produce en un contexto en el que el Gobierno dominicano resalta los beneficios de su alianza estratégica con Washington, especialmente en la lucha contra el narcotráfico.

El presidente Luis Abinader ha destacado que, desde 2020, el país decomisa casi diez veces más drogas por año que en la década anterior, logro que atribuyó al trabajo conjunto con agencias estadounidenses y que ha sido reconocido por misiones de alto nivel de la DEA.

El mandatario ha advertido que la República Dominicana enfrenta “una amenaza real” del crimen organizado, subrayando que acuerdos como el uso temporal de instalaciones estratégicas para personal y equipos estadounidenses forman parte de una política integral de cooperación en seguridad regional.

En noviembre pasado, el mandatario confirmó que el país autorizó a los Estados Unidos el uso de zonas restringidas de la Base Aérea de San Isidro y del AILA con motivo de la visita oficial del entonces secretario de Defensa, Pete Hegseth, marcando la presencia de personal y material estadounidense dentro de los protocolos de cooperación bilateral vigentes.

Hasta el momento, las autoridades dominicanas no han ofrecido información oficial detallada sobre el alcance, los objetivos específicos ni la duración de estas operaciones en territorio nacional.

No obstante, fuentes ligadas a la terminal aérea confirman que los vuelos militares continúan desarrollándose con regularidad, mientras el campamento improvisado en el AILA se mantiene plenamente operativo. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

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