Los resultados, publicados en la revista ‘Cell Metabolism’, abren nuevas posibilidades para desarrollar tratamientos que permitan mantener una buena calidad de vida durante el envejecimiento.
Una investigación española liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado que los compuestos dialil sulfurados —moléculas ricas en azufre presentes en alimentos como el ajo, la cebolla y el puerro, entre otros— tienen la capacidad de prolongar la vida en ratones.
Los resultados, publicados en la revista ‘Cell Metabolism’, abren nuevas posibilidades para desarrollar tratamientos que permitan mantener una buena calidad de vida durante el envejecimiento.
En concreto, estas moléculas se encuentran en plantas de la familia ‘Allium’, aunque la investigación se ha centrado en los compuestos presentes en el ajo. Se ha demostrado que estas moléculas retrasan múltiples efectos negativos del envejecimiento y aumentan la esperanza y calidad de vida en ratones macho, tanto jóvenes como de edad avanzada.
El equipo observó además que, tras añadir dialil sulfurados a la dieta de estos ratones, se produjeron mejoras en el funcionamiento de la insulina, clave para regular el metabolismo y prevenir enfermedades, así como en mecanismos de señalización celular implicados en el envejecimiento.
“Lo que hemos observado es que estos compuestos provocan cambios en los mecanismos que modulan varias rutas biológicas involucradas en la progresión del envejecimiento. La evidencia indica que estos mecanismos, presentes tanto en animales como en humanos, son clave para vivir más tiempo y con mejor calidad de vida, aunque es necesario continuar investigando antes de extrapolar estos resultados a personas”, ha explicado María Ángeles Cáliz, primera autora del trabajo e investigadora del CSIC en el CABIMER, el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (CSIC-US-UPO-JA).
Además, en los ratones del estudio, estas moléculas mejoraron algunas alteraciones características de enfermedades neurodegenerativas, musculoesqueléticas y metabólicas, como el Alzheimer, la sarcopenia y la diabetes tipo 2. Resulta especialmente interesante su papel en la regulación de la metainflamación, una inflamación crónica de bajo grado relacionada con alteraciones metabólicas, como obesidad e hiperglucemia.
“Los resultados son prometedores y el hecho de que se trate de compuestos de origen natural que ya forman parte de la dieta es un punto a favor, pero aún queda mucho trabajo por delante para conocer el potencial real de estos compuestos en la mejora de la salud humana. Es necesario seguir investigando, tanto en modelos animales como en humanos, antes de poder recomendar su uso”, concluye el científico del CSIC Alejandro Martín-Montalvo, autor sénior del trabajo y también investigador en el CABIMER, donde dirige un grupo dedicado al estudio de intervenciones metabólicas para un envejecimiento saludable.
Los dialil sulfurados son compuestos orgánicos de azufre que se encuentran de forma natural no solo en el ajo, sino también —aunque en menor medida— en otros vegetales de la familia ‘Allium’, como la cebolla o el puerro. Además de influir en el aroma y sabor, son responsables de distintos efectos beneficiosos para la salud.
Al igual que ocurre con las cebollas, cuando el ajo se parte o mastica, libera dialil sulfurados. Estos actúan como antioxidantes, protegiendo las células frente al daño causado por los radicales libres (moléculas inestables responsables del envejecimiento celular, entre otros) e induciendo la producción de sulfuro de hidrógeno, un transmisor que actúa como interruptor de rutas biológicas relacionadas con el envejecimiento.
“Conocíamos la importancia de estas rutas para la longevidad, pero desconocíamos el efecto de inducir este transmisor en mamíferos. Con este estudio demostramos que, al menos en ratones, podemos usar estos compuestos para potenciar estos mecanismos y mejorar tanto la esperanza como la calidad de vida”, explica Martín-Montalvo, que además de ser investigador del CSIC forma parte del área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del CIBER.
Aunque el estudio se ha realizado en ratones y, por tanto, no es directamente aplicable a humanos, los investigadores consideran que es una vía prometedora.
De hecho, el trabajo incluye un estudio observacional en humanos, realizado en colaboración con el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, que reveló que las personas con mayor fuerza muscular, mejor perfil de triglicéridos y menor propensión a sufrir algunas alteraciones neurocognitivas eran precisamente aquellas que tenían potenciados algunos de los mecanismos sobre los que actúan estos compuestos del ajo.
“El riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas, musculoesqueléticas y metabólicas aumenta con la edad. Más de la mitad de las personas mayores no tienen una calidad de vida óptima. En este contexto, el desarrollo de terapias destinadas a retrasar o evitar la aparición de enfermedades crónicas asociadas a la edad se ha convertido en una prioridad global. La capacidad de estos compuestos para modular aspectos relevantes de estas enfermedades nos anima a continuar con nuestras investigaciones”, concluye Martín-Montalvo.
La investigación, dirigida desde el CABIMER (Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa), ha contado con la participación del Instituto de la Grasa (IG-CSIC), el Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis (IBVF, CSIC-US), el Centro de Investigación Príncipe Felipe, el servicio de Medicina Interna del Hospital Virgen del Rocío, la Cleveland Clinic y el área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del CIBER. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.










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