Tecnologia

¿Podría el primer contacto con extraterrestres provenir de una civilización en crisis?

9012674752.png
CIUDAD DE MÉXICO.- Durante décadas, la humanidad ha imaginado el primer contacto con vida extraterrestre como un evento claro y ordenado: una nave visible o un mensaje diseñado para ser entendido.

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante décadas, la humanidad ha imaginado el primer contacto con vida extraterrestre como un evento claro y ordenado: una nave visible o un mensaje diseñado para ser entendido. Sin embargo, la ciencia plantea un escenario distinto. La primera señal que detectemos podría no ser un saludo, sino el rastro final de una civilización que atraviesa su colapso.

“A partir de ahora, no se descarta que el primer contacto con extraterrestres venga de una civilización en crisis”, plantea el divulgador Eugenio Fdz., al resumir una idea que hoy gana peso en la astrofísica.

Esta posibilidad es desarrollada por el astrofísico David Kipping en un artículo científico publicado en diciembre de 2025. En él presenta la llamada Hipótesis Eschatiana, que propone que la primera civilización alienígena detectable podría estar en su etapa final.

Según el planteamiento, no recibiríamos un mensaje planeado, sino una señal breve, caótica y difícil de interpretar. Sería el resultado de una sociedad que emite grandes cantidades de energía justo antes de desaparecer.

La hipótesis se apoya en un principio conocido en astronomía: el sesgo observacional. Históricamente, los primeros fenómenos detectados no han sido los más frecuentes, sino los más llamativos.

Los primeros exoplanetas hallados orbitaban púlsares, objetos poco comunes. Las estrellas visibles a simple vista suelen ser gigantes rojas, muy luminosas, pero escasas. Esto ocurre porque lo brillante se detecta antes que lo abundante.

Kipping traslada esta lógica a la búsqueda de inteligencia extraterrestre y sostiene que “la primera detección confirmada de una civilización tecnológica extraterrestre es probablemente un ejemplo atípico, uno inusualmente ‘ruidoso’ […] y posiblemente en una fase transitoria, inestable o incluso terminal”.

TRA Podcast Studios

En este contexto, el término no se refiere a sonido. Una civilización “ruidosa” es aquella que emite una cantidad desproporcionada de energía en poco tiempo. Esto puede deberse a actividad tecnológica extrema, un colapso ambiental, una guerra o un accidente mayor.

El modelo de Kipping divide a las civilizaciones en dos tipos. Las silenciosas mantienen emisiones estables y discretas durante largos periodos. Las ruidosas concentran su energía en un lapso breve, seguido por el declive o la desaparición.

Aunque estas últimas sean poco comunes, su intensidad las vuelve más fáciles de detectar. El cálculo del estudio indica que, si una civilización solo es ruidosa durante una millonésima parte de su existencia, necesitaría liberar al menos el 1 % de toda su energía en ese periodo para ser detectada antes que otras.

La hipótesis cambia la forma de interpretar una posible señal extraterrestre. En lugar de un mensaje informativo, podríamos estar observando un evento extremo sin intención comunicativa.

Algunas señales podrían ser voluntarias, como una petición de ayuda. Otras serían accidentales, derivadas de un colapso climático, una explosión tecnológica o un conflicto global. En todos los casos, dejarían una huella visible justo antes del final.

Bajo esta idea, incluso la famosa señal Wow! detectada en 1977 adquiere otra lectura. Kipping sugiere que pudo ser “un muy fuerte grito de auxilio de una civilización acercándose a su propio eschaton”, es decir, a su final.

La Hipótesis Eschatiana también tiene implicaciones prácticas. En lugar de buscar señales ordenadas y continuas, propone priorizar la detección de anomalías difíciles de explicar.

Esto incluye variaciones extremas de brillo, cambios inesperados en el espectro de una estrella o movimientos que no coinciden con fenómenos naturales conocidos. En términos científicos, tecnofirmas transitorias y atípicas.

Telescopios y programas actuales ya permiten este enfoque. El Vera Rubin Observatory, Evryscope y Gaia monitorean el cielo de forma constante y están diseñados para detectar eventos breves y fuera de lo común.

Según Kipping, “las estrategias de búsqueda Eschatianas priorizarían transitorios anómalos -en flujo, espectro o movimiento aparente- cuyas luminosidades y escalas temporales sean difíciles de reconciliar con fenómenos astrofísicos conocidos”.

Conviene aclarar el alcance de esta propuesta. No se trata de afirmar que el contacto ocurrirá pronto ni que necesariamente será con una civilización en crisis. Es una hipótesis estadística sobre qué tipo de señal es más probable detectar primero.

La idea se basa en una lección repetida en la historia de la astronomía: antes de conocer lo común, detectamos lo extremo. Aplicar esta lógica a la vida inteligente permite ajustar expectativas y métodos de búsqueda.

El escenario que plantea Kipping resulta inquietante, pero también útil. Sugiere que el primer contacto podría ser con los restos de una civilización que no logró sostenerse en el tiempo.

También podría interesarte: Machine Gun Kelly revela que podría ser mitad extraterrestre; “mi piel sana muy rápido, ¿seré alien?”

Más allá de la ciencia ficción, esta posibilidad invita a reflexionar sobre la fragilidad de las sociedades tecnológicas y los riesgos asociados a su desarrollo. Si la primera señal que recibimos es la de un colapso, no será un mensaje amistoso, pero sí una advertencia clara sobre los límites de la supervivencia en el cosmos. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

TRA Digital

GRATIS
VER