Fuente: Diario Online
DISCURSO DEL GOBERNADOR DE ARUBA EN PASCUA Y FIN DE AÑO 2025
ORANJESTAD (AAN): En la noche de ayer, el Gobernador Alfonso Boekhoudt de Aruba pronunció su discurso de Pascua y de fin de año ante la comunidad, en el que describió al 2025 como un año que impactó fuertemente a la sociedad por las pérdidas, el duelo y los sucesos dramáticos, pero también por los momentos de solidaridad y orgullo compartido. El Gobernador hizo un llamado a la población para convertir las enseñanzas de este año en una oportunidad para fomentar mayor solidaridad, justicia y cuidado hacia todos. A continuación, DIARIO presenta el texto completo del discurso del Gobernador.
El discurso: Cada año, la historia del nacimiento de Jesús, quien vino a traer paz y salvación al mundo entero, nos llena de inspiración y esperanza. Sin embargo, esta historia puede tener significados distintos para cada uno de nosotros: un relato que nos recuerda las pruebas que enfrentamos, los momentos que nos unen y las lecciones que moldean nuestra identidad como ciudadanos, familia y nación.
Así fue el 2025. Un año que nos conmovió profundamente como personas —con alegría y tristeza, con orgullo y reflexión. Nos recordó lo interconectados que estamos en esta pequeña isla que llamamos hogar. Este año estuvo lleno de episodios que afectaron a todos. Apenas iniciado el año, Aruba se vio confrontada con la pérdida de un estadista nacional, una figura política importante que sirvió al pueblo en distintas ocasiones como Primer Ministro. Toda Aruba estuvo de luto, y la historia recordará la unión demostrada durante su despedida.
Luego vinieron tragedias donde jóvenes perdieron sus vidas tanto en el mar como en tierra firme, hechos que nos marcaron profundamente. Dejemos que esas tragedias no nos dividan sino que nos guíen hacia los cambios aún necesarios —para construir una sociedad donde renazca la confianza, prevalezca la justicia y el sentido de seguridad nos recuerde que esta isla es nuestro hogar.
También despedimos a una gran figura cultural muy querida y un tesoro para Aruba: un músico cuyas canciones y melodías lograron reflejar el ritmo del corazón de nuestra isla. Su música no solo entretenía; sus letras narraban nuestra historia —nuestras costumbres, sentido del humor, así como nuestras luchas y sueños. Él supo expresar lo que no podíamos decir solo con palabras. Su mensaje y su voz trascendieron fronteras e hicieron resonar el nombre de Aruba internacionalmente.
Aunque ya no está con nosotros, su legado sigue vivo en el pulso de nuestra vida diaria, en el orgullo por nuestra herencia y en la unión inspirada por su música. Sentimos un profundo agradecimiento hacia él y hacia todos aquellos que emplean su talento para cultivar y preservar el alma de Aruba: nuestra cultura, identidad y memoria colectiva.
Entre los acontecimientos más destacados del año no puedo dejar de mencionar los logros sin precedentes de nuestros ciudadanos, especialmente los jóvenes deportistas como nuestros jugadores de béisbol little league —quienes nos demostraron algo fundamental: al final somos un solo pueblo, unido por los mismos valores, recuerdos y esperanzas.
La historia de Pascua también inspira nuestra esperanza tras más de dos mil años —la historia de un niño nacido en humildad que trajo luz a un mundo necesitado de paz. La historia de Jesús nos recuerda que la luz no proviene del poder ni la riqueza sino de la humildad, compasión y fe. Esa misma luz que guió a los pastores hace mucho tiempo sigue brillando hoy —en cada acto de bondad, palabra de perdón y momento en que escogemos comprensión en lugar de juicio.
El nacimiento de Jesús nos enseña que la grandeza puede surgir desde la humildad, que la renovación comienza en los lugares más difíciles y que el verdadero poder nace del respeto por nuestro prójimo. En ese espíritu, miremos la luz de Belén no solo como símbolo de fe sino como una invitación a actuar —a llevar luz donde hay inseguridad, comprensión donde hay división y bondad donde hay corazones cansados y atribulados.
Aunque este año haya estado marcado por momentos difíciles para nuestra isla, el mensaje de Pascua es un llamado para nuestro tiempo actual: transformar reflexión en acción; convertir compasión en justicia para todos; hacer de nuestra unidad el fundamento para un futuro mejor.
Querido pueblo: mientras nos reunimos con nuestros seres queridos en estos días de Pascua y Año Nuevo, tomemos las lecciones del año que termina —el valor inherente a cada vida, el poder de la compasión y la fortaleza viva en nuestra comunidad cuando está unida.
Que la luz sagrada de esta época ilumine cada hogar y corazón, guiándonos hacia un nuevo año pleno de paz, entendimiento y compromiso renovado. En nombre mío, mi esposa Hanneke y mis hijos les deseo a todos una bendecida Pascua y un próspero Año Nuevo. Que Dios los bendiga a ustedes y bendiga a nuestra amada Aruba.
La fotografía es cortesía del Gabinete del Gobernador Aruba.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.










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