Fuente: Listin diario
Fefita La Grande, la merenguera emblemática, ha cumplido sus sueños pero el amor se le ha escapado como agua entre las manos.
A sus 82 años, Fefita La Grande no se considera desafortunada en el amor. Todavía espera encontrar a un hombre que la quiera, valore y respete. Aunque ha realizado todos sus anhelos, ha visto cómo el amor llega y se desvanece rápidamente.
En 2018, durante la celebración de sus 75 años, volvió a enamorarse e incluso recibió una propuesta de matrimonio. Miguel Antonio Viñas (Miguelito) aprovechó la ocasión para pedirle que se casara con él, y Fefita aceptó de inmediato.
Esta noticia sorprendió a todos; medios nacionales e internacionales como Cadena Univisión difundieron el inesperado romance de “La Mayimba” con un hombre 24 años menor que ella.
Sin embargo, como sucede con el paso del tiempo, esta relación también terminó y quedó en el olvido. “Situaciones que no convenían”, explica Fefita al ser consultada sobre por qué no concretaron la boda. Aun así, mantiene su corazón abierto al amor. “Ya tengo 82 años y siempre sueño con volver a enamorarme”, revela al LISTÍN DIARIO.
“Oh, pero bueno! No pierdo la esperanza de enamorarme otra vez; lo mejor del mundo es estar enamorado. Al despertar, lo primero que llega a la mente son esos pensamientos de amor y uno se llena de alegría”.
Durante la entrevista, Fefita recibía saludos de sus seguidores mientras se preparaba para cantar junto a Frank Ceara en la última edición de “Navidad entre Amigos 2025”, en Escenario 360.
Luciendo sus habituales atuendos coloridos llenos de brillo, lentejuelas y accesorios llamativos; cinco anillos, un reloj y dos brazaletes de oro relucían en sus manos adornadas con uñas largas pintadas en varios colores; además llevaba una gran cadena con el nombre “La Vieja Fefa” que destacaba sobre su pecho.
Su cabello rubio y lentes ocultaban parcialmente su mirada y completaban el look característico de La Mayimba, la más icónica merenguera típica del país.
Fefita no pierde oportunidad para recordar que fue pionera en el género: la primera mujer en tocar acordeón en República Dominicana y en convertirse en una artista reconocida del merengue típico de “tierra adentro”.
Con más de seis décadas de trayectoria es inspiración para todas las mujeres que hoy también tocan acordeón e interpretan merengue típico. “Me alegra muchísimo ver lo que está pasando con las mujeres y los jóvenes que están tocando nuestro merengue, porque hace unos años esta música solo se escuchaba en algunos pueblos, pero ahora todo el país la disfruta”.
Para Fefita, el auge actual de jóvenes merengueros tocando acordeón, tanto hombres como mujeres, es el fruto del trabajo de pioneros como ella y otros artistas como Bartolo Alvarado “El Cieguito de Nagua”, Francisco Ulloa y Rafelito Román, entre otros, relata la cantante.
“Tenía siete años cuando tomé el acordeón de mi papá y desde entonces toco y canto merengue hasta hoy. Eso pueden verlo en mi película; fui muy rechazada porque era un instrumento exclusivo para hombres. Me siento orgullosa de representar dignamente a República Dominicana en cada país donde canto gracias a Dios”.
Confiesa estar muy contenta con todo lo que está sucediendo en torno al merengue típico. “Ahora los artistas emergen rápidamente y logran éxito enseguida, pero lo importante es mantenerse firmes. Llevar nuestra música a todos los rincones del país y fuera de él, conservando siempre el cariño y respeto del público; eso es lo fundamental”.
La voz le tiembla a Fefita al mencionar a los merengueros fallecidos este año, especialmente al recordar a Rubby Pérez, a quien consideraba amigo cercano. “Todos saben que no le tocaba amenizar esa fiesta a Rubby sino a El Prodigio ‘Dios lo protegió’. Lo que pocos saben es que yo iba a tocar en la fiesta del lunes siguiente”, recuerda con profunda tristeza.
A pesar del difícil año, Fefita continuó trabajando arduamente y fue galardonada en Puerto Rico con el máximo reconocimiento del premio Juan Pablo Duarte.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
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