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RD, entre los países que mejor manejó datos del mercado laboral durante la pandemia

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Datos de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo, publicados por el Banco Central, muestran que el impacto de la pandemia se extendió a todos los componentes de la fuerza de trabajo.

Santo Domingo.-La República Dominicana se encuentra entre los países que mejor pudieron manejar la recolección de datos del mercado laboral ante la contingencia generada por la pandemia del COVID-19, según datos de la  Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo(ENCFT) correspondientes al trimestre abril-junio de 2020.

De acuerdo a un informe publicado por el Banco Central, el cual recoge los principales resultados del mercado laboral (abril-junio de 2020), la encuesta fue realizada con la orientación y validación de asesores de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la Comisión Económicas para América Latina y el Caribe (CEPAL) a través de videoconferencias.

En su informe, la entidad bancaria indica que los principales resultados de la ENCFT muestran que el impacto de la pandemia se extendió a todos los componentes de la fuerza de trabajo, también conocida como población económicamente activa (PEA), la cual experimentó cambios notables en su composición.

En efecto, la fuerza laboral en su concepción más amplia (PEA ampliada) incluye cuatro grupos de personas: i) ocupados activos, ii) ocupados ausentes, es decir, personas que mantienen el vínculo con sus puestos de trabajo por encontrarse en vacaciones, permisos o licencias y esperan regresar a su ocupación en el futuro cercano, estén percibiendo o no ingresos por su relación laboral, iii) desocupados que buscan trabajo activamente o abiertos como suelen denominarse y iv) fuerza de trabajo potencial, constituida principalmente por los desocupados que no realizaron actividad de búsqueda de empleo, pero están disponibles para trabajar.

La gran mayoría de los integrantes de la PEA ampliada son ocupados desempeñando una labor de forma activa en el mercado de trabajo. Para fines de ilustración, en el trimestre abril-junio de 2019 un 86.5% del total de la PEA ampliada estaba en esa condición de ocupados activos, un 6.1% correspondía a desocupados abiertos, un 5.1% a la fuerza de trabajo potencial y un 2.3% estaba en la condición de ocupados ausentes.

En sentido general, las medidas implementadas para controlar el número de contagios del COVID-19 tuvieron un impacto importante en la dinámica del mercado laboral, afectando a una gran cantidad de trabajadores tanto formales como informales, así como a los procesos y gestiones de búsqueda activa de empleo dado el confinamiento, cierre de actividades no esenciales y el distanciamiento social.

Cabe señalar que uno de los componentes de la PEA ampliada que registró los cambios más pronunciados con respecto a períodos de normalidad fue el de los ocupados ausentes. Este grupo alcanzó 1,428,589 personas en el trimestre de abril-junio de 2020, 11.7 veces más que los 122,460 trabajadores en esa condición un año atrás en igual período de 2019.

Se amerita dar un seguimiento especial a este componente de los ocupados conforme los mismos transiten nuevamente a su condición de trabajadores activos, cambien de ocupación o entren en la condición de desocupados o inactivos, por lo que los mismos están debidamente identificados en los resultados arrojados por la ENCFT.

Un aspecto relevante a considerar es, que los trabajadores ausentes incluyen a los empleados registrados en los programas de apoyo puestos en ejecución por el Gobierno dominicano como el “Fondo de Asistencia Solidaria a Empleados (FASE)” para los ocupados formales inscritos en la Tesorería de la Seguridad Social.

Particularmente, los registrados en FASE, en su gran mayoría son empleados suspendidos conforme a los artículos 48 y 51 del Código de Trabajo de la República Dominicana que aún mantienen el vínculo con sus puestos de trabajo. Por consiguiente, los trabajadores bajo esta condición son considerados como ocupados, de acuerdo a la décimo novena Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (CIET) de la Organización Internacional del trabajo (OIT), por lo que no se estaría reflejando una caída en la población ocupada relacionada a esta categoría de empleados ni en un aumento en la tasa de desocupación mientras el vínculo con el empleador se mantenga a pesar de la suspensión temporal.

En términos del total de la composición de la fuerza de trabajo ampliada, de las 5,028,341 personas incluidas en el trimestre abril-junio 2020, el 56.0% se encontraban trabajando activamente, disminuyendo su participación en 30.5 puntos porcentuales respecto al mismo período del año 2019; el 2.8% correspondían a desocupados abiertos, siendo 3.3 puntos porcentuales inferior al segundo trimestre de 2019; el 12.7% correspondieron a la fuerza potencial, en su mayoría desocupados que no estaban buscando trabajo de forma activa por voluntad propia o por la coyuntura de la pandemia, incrementándose este componente en 7.6 puntos porcentuales respecto a un año atrás y finalmente el 28.4% estaban bajo la condición de ocupados ausentes, para un aumento de 26.1 puntos porcentuales con respecto a abril-junio de 2019.

Las cifras de la ENCFT correspondientes al trimestre de abril-junio de 2020 ubican la población ocupada en 4,246,695 personas, para una disminución de 410,367 personas (-8.8%) en relación a igual período del año 2019, explicada por el choque económico adverso sin precedentes provocado por la pandemia.

Al analizar el flujo neto de ocupados en el segundo trimestre del año, se observa que los empleados del sector informal y del servicio doméstico concentran el mayor descenso interanual (71.4% de la reducción en el total de ocupados con 292,963 trabajadores menos), mientras que el sector formal registró una pérdida de 117,404 empleados con respecto a igual trimestre del año anterior.

La reducción en los ocupados formales no fue más pronunciada dado que la gran mayoría de ocupados formales se encontraba bajo la condición de suspendidos, beneficiándose del programa “Fondo de Asistencia Solidaria a Empleados (FASE)” y/o de pagos parciales de las empresas contratantes, con una expectativa de retorno a su trabajo en el corto plazo.

A pesar del menor número de ocupados netos en la economía mencionada anteriormente, la tasa de desocupación abierta (SU1), la cual constituye la tasa de desocupación oficial, se colocó en 3.2% en el segundo trimestre del año 2020, para una variación interanual de 3.2 puntos porcentuales.

Esta disminución observada en la SU1 se explica por la limitación en la búsqueda activa de trabajo dadas las restricciones preventivas generadas por el COVID-19, criterio fundamental en la definición de este indicador.

Por lo tanto, la tasa de desocupación abierta (SU1) no está reflejando los desocupados que no pudieron ejercer presión en el mercado con sus diligencias de búsqueda de empleo como hubiese sido el caso en condiciones normales, debido a la posposición involuntaria y transitoria de este proceso.

Adicionalmente, en vista de que los trabajadores suspendidos se consideran como ocupados, según los lineamientos metodológicos de la OIT, habría que esperar las desvinculaciones netas que efectivamente se materialicen en los empleados formales suspendidos, para poder apreciar el efecto que esto tendría en la tasa de desocupación abierta SU1.

La tasa de subutilización SU2 que incluye además de los desocupados abiertos a aquellos que, aunque están ocupados desearían trabajar más horas (subocupados), se ubicó en 6.4% en el segundo trimestre 2020, disminuyendo 5.3 puntos porcentuales con respecto al mismo período del año anterior.

La disminución observada en el número total de ocupados fruto de este contexto adverso no se ha traducido en un aumento de los desocupados, sino que una proporción de ambos grupos transitó a la población fuera de la fuerza de trabajo (inactivos), la cual incluye a la fuerza de trabajo potencial, de modo que, a aquellas personas que pueden estar disponibles para trabajar pero no llevaron a cabo un proceso de búsqueda activa de empleo, así como aquellas que sí habían realizado gestiones para conseguir un empleo, pero no estaban disponibles para laborar.

Dado lo anterior, la tasa de subutilización de fuerza de trabajo SU3, muy similar a la anteriormente conocida como tasa de desocupación ampliada, que toma en consideración tanto a los desocupados abiertos (buscando activamente trabajo) como a las personas que tienen alta probabilidad de presionar el mercado de trabajo o insertarse dentro de la fuerza de trabajo cuando las condiciones mejoren (fuerza potencial), constituye el indicador que mejor refleja la coyuntura experimentada en el mercado laboral por los efectos de la pandemia.

La SU3 cerró en 15.5% en el segundo trimestre de 2020, registrando un incremento interanual de 4.3 puntos porcentuales con respecto a abril-junio de 2019. Es preciso señalar que, el aumento interanual experimentado por la fuerza potencial es explicado prácticamente en su totalidad por aquellas personas que a pesar de encontrarse disponibles no buscaron trabajo por razones relacionadas a las medidas restrictivas debido a la pandemia.

Al agregar todas las condiciones de subutilización y estimar el cociente de los desocupados abiertos, los subocupados por insuficiencia de horas y la fuerza de trabajo potencial entre la fuerza de trabajo ampliada que incluye a la fuerza de trabajo potencial, se observa que la SU4 se ubicó en 18.3% en el período de referencia con un incremento anualizado de 2.1 puntos porcentuales.

Finalmente, invitamos a todo el público interesado a consultar el Boletín Trimestral del Mercado Laboral para el trimestre abril-junio de 2020, disponible en la sección de estadísticas de la página web, donde podrán encontrar más detalles sobre las últimas cifras e indicadores disponibles concernientes al mercado de trabajo derivados de la ENCFT levantada por esta institución a partir de una selección muestral de 8,480 viviendas, representativas de las cuatro grandes regiones del país cada trimestre.

 

 

 

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