(EFE).- El dominicano David Ortiz, tres veces campeón de Grandes Ligas con los Medias Rojas de Boston, coronó este domingo su extraordinaria carrera con la entrada en el Salón de la Fama del béisbol de Cooperstown (Nueva York), en un multitudinario evento que le entregó la gloria eterna en su deporte.
David Ortiz, de 46 años, jugó 20 temporadas en Grandes Ligas, con los Mellizos de Minnesota y los Medias Rojas de Boston, y entró este año, en su primera oportunidad, en el Salón de la Fama, el más alto reconocimiento para un jugador de béisbol.
El dominicano, el cuarto de su país en alcanzar la gloria eterna, es uno de los peloteros que más influencia han tenido en la historia del béisbol estadounidense, no solo por su extraordinario rendimiento en el terreno, sino también por su innato liderazgo, su carisma y su trabajo al servicio de la comunidad.
Su discurso fue particularmente sentido y tocó todos los momentos de su vida, desde sus comienzos en República Dominicana hasta la gloria alcanzada con los Medias Rojas.
Se acordó de sus padres, sus parientes y amigos, los entrenadores y directivos que le ayudaron a convertirse en una leyenda del béisbol y dio las gracias a la «comitiva» dominicana, encabezada por el ministro de Deportes, Francisco Camacho, que fue enviada a Cooperstown por el presidente Luis Abinader.
‘SU GENTE’, EL FOCO DE SU DISCURSO
«¡Mi gente de la República Dominicana!», gritó para saludar a los cientos de dominicanos que acudieron al Clark Sports Center.
«La República Dominicana, mi tierra, la tierra que me vio nacer, gracias por su gente que me ha acogido siempre como uno de sus hijos favoritos. Me ha brindado su apoyo. Gracias por su música que me ha llenado de alegría», dijo Ortiz en su discurso.
«Gracias por su buena vibra, su alegría, su espíritu de guerra. Presidente, gracias por mandar la comitiva que está aquí apoyándonos hoy. Sé que no está aquí presente, pero su espíritu está aquí también», agregó.