MADRID.-Reuniones a puerta cerrada, conversaciones telefónicas, mensajes enviados por WhatsApp y ‘documentos’ por correo electrónico. Todo con sumo cuidado. En las sedes de los partidos políticos y fuera de ellas, estas cosas son cotidianas estos días. En cualquier lugar donde puedan escapar a ojos y oídos indiscretos.
Mientras continúan los intercambios entre diputados nuevos y veteranos, nadie dice nada en la Cámara de Representantes. Las palabras que se repiten son «reservado», «prudente» y «reflexivo».
Quedan pocos días para el primer examen oficial «postelectoral», tiempo suficiente para mantener la conversación. Es decir, la elección de las mesas parlamentarias. El largo fin de semana puede complicar algo las negociaciones para no dejar cabos sueltos, pero no es tan malo.
Las conversaciones entre los posibles socios se desarrollan a dos niveles. Uno es la negociación de la presidencia parlamentaria y otros puestos de la mesa. El otro es la votación para «atarlos» al cargo.
Mientras que en el Psoe se ha respirado un ambiente de tensa calma en los últimos días, en el Partido Popular parece haber una confusión y un desconcierto generalizados.
El sábado 29 de julio, Pedro Lorán, vicesecretario de Política Local del Partido Popular, afirmó que el partido azul estaba dispuesto a hablar con Junto. Sólo dos días después, el lunes 31 de julio, la secretaria general, Cuca Gamarra, negó esta posibilidad, declarando que el partido ‘no ha estado ni está en la mesa’. Reiteró que su partido es un partido ‘serio, previsible y predecible’.
En una entrevista concedida a Rne el pasado jueves, fue el coordinador general del Partido Popular, Elías Bendodo, quien sugirió la posibilidad de una reconciliación entre el Partido Popular y Junts. Tras criticar a los partidos independentistas catalanes por situarse ‘al margen de la Constitución’, reconoció que ‘parte del resultado de las elecciones y de la ceremonia de investidura depende de ellos’. También afirmó que no tenía ningún contacto con el partido del prófugo Carles Puchdemont, comentando que el Partido Popular debe tener la ‘capacidad de hablar con quien sea’.
No obstante, añadió que ‘lo otro después es llegar a un acuerdo con todo el mundo’. Mensaje a los dirigentes del partido Jundt dentro y fuera del país. Muchos interpretaron sus palabras como Las grietas abiertas por Bendodo volvieron a cerrarse con la declaración de Carmen Funes al día siguiente. La vicesecretaria de Política Social y Asuntos Demográficos del PP afirmó que ‘este tema no está encima de la mesa en este momento’. Reiteró que ‘Feijojo es un presidente de principios, no Pedro Sánchez, por lo que nunca defraudará ni a los principios constitucionales ni a los votantes’.
Vox no es partidario del vaivén del Partido Popular. Tras negar la existencia de una crisis interna en el partido tras la marcha de Iván Espinoza de los Monteros, Ignacio Garriga, secretario general de la formación ultraderechista, advirtió al Partido Popular de que Vox ofrecía escaños sin pedir nada a cambio, pero rechazaría cualquier combinación con un partido independiente. En otras palabras, una fusión con la Junta era inaceptable. Por tanto, el Partido Popular y la elección de Alberto Núñez Feijo volvían al punto de partida.
La portavoz del Partido Socialista y ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, criticó al Partido Popular por connivencia con Vox en materia de violencia de género. Alegría afirmó que ‘el Partido Popular se ha contaminado tanto de la ideología de Vox que ya no sabe qué palabras utilizar para evitar el término violencia de género’. Denunció la demagogia del Partido Popular, cuyas políticas han llevado a eliminar ‘departamentos y concejalías de igualdad, puntos morados y unos minutos de silencio ante asesinatos machistas’. Les criticó por ‘nombrar a negacionistas de la violencia de género en los puestos más altos posibles’.