EFE- En 1977, un terremoto de magnitud 7,5 mató a más de 1.400 personas en Bucarest, una de las ciudades europeas más propensas a los seísmos. Los expertos advierten de que, si se repitiera un seísmo de estas características, unas 95.000 personas que viven en edificios en ruinas podrían quedar atrapadas entre los escombros.
El seísmo, con epicentro a 200 km al norte de la capital, fue el segundo más fuerte registrado en el siglo XX en Rumanía, situada en una de las zonas sísmicamente más activas de Europa.
El seísmo derrumbó o dañó unos 33 000 edificios,
Carmen Ortanza Ciofran, directora del Instituto Nacional de Geofísica (INCDFP), declaró a EFE que es «casi seguro» que se produzca un seísmo como el de 1977 en los próximos años.
Lamentablemente, muchos edificios de la capital no han sido sometidos a pruebas de resistencia sísmica», advirtió.
Además de estar en una zona sísmica y de la naturaleza arenosa del suelo, el mal estado de cientos de edificios también es un riesgo. En la década de 1990, el Ayuntamiento de Bucarest empezó a clasificar los edificios según su riesgo sísmico. Los edificios más vulnerables de la categoría I están marcados con un punto rojo que advierte de su estado, pero no tienen que ser desalojados.
Muchos de ellos se encuentran en torno al bulevar Mahelu, en el centro de la ciudad, donde muchos teatros, cines y edificios modernistas están actualmente cerrados o en mal estado por falta de mantenimiento.
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En 2022, el Ayuntamiento de Bucarest publicó una lista de 852 bloques renovados, 363 de los cuales pertenecían a la clase I, lo que significa que corrían un alto riesgo de derrumbarse en caso de terremoto fuerte.
Ese mismo año, un informe del Comité de Emergencias de Bucarest concluyó que aproximadamente 95 000 personas quedarían atrapadas bajo edificios derrumbados si se produjera un terremoto de magnitud 7 durante la noche.
Según este análisis, si el seísmo se produjera durante el día, cuando las casas están vacías, el número de víctimas mortales descendería a 6.500 y el de heridos a 16.000.
Un total de 450.000 de los 2 millones de habitantes de Bucarest viven en los 23 distritos. Los 1.000 edificios clasificados actualmente en las categorías de riesgo sísmico I, II o III podrían sufrir daños importantes, desde grietas en las paredes hasta el derrumbe parcial o total de la fachada.
Marian y Gheorghe, ambos actores de profesión, viven en el edificio con el punto rojo del bulevar Maher.
No tenemos miedo. Este edificio resistió el bombardeo. Este edificio resistió los bombardeos y también el terremoto del 77″.
Marian señala un edificio marcado con un punto rojo en una calle cercana y dice que todos sus pisos se alquilan a través de la famosa plataforma de pisos turísticos.
El número 18 del bulevar Gheorghe Magheru también está marcado con un punto rojo, y tres de los propietarios de pisos de este bloque dicen que no tienen dinero para mudarse y que no temen un terremoto como el de 1977.
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Además, como el edificio está ahora en la categoría I, tienen que renovar el seguro de su vivienda todos los años y es imposible que los nuevos inquilinos consigan un seguro.
Por ley, los edificios en categoría I de riesgo sísmico no pueden asegurarse a menos que se lleven a cabo reparaciones estructurales. Desde finales de 2022 hasta el 1 de agosto, los propietarios de apartamentos en edificios con riesgo sísmico de clase I y II pueden solicitar una financiación del 100%.
Según el Ministerio de Obras Públicas, el programa recibió más de 235 solicitudes en los primeros meses, 128 de las cuales se presentaron en Bucarest.
Los 867 millones de euros que aporta el proyecto forman parte de los fondos europeos que Rumanía corre el riesgo de perder por no cumplir los requisitos fijados por Bruselas.
Como señala el arquitecto Savonea, no hay base técnica para la sensación de seguridad que sienten muchos residentes porque el edificio resistió un terremoto hace 46 años.
Todos los edificios se construyen para resistir. Si un bloque resistió dos terremotos, fácilmente podría no resistir un tercero debido a microfisuras en su interior», advierte.
Julia Bacardit.
Por: efe’.