13 Sept Madrid (EUROPA PRESS) – Un estudio de vanguardia publicado en Nature Communications, mecanismos hasta ahora desconocidos que influyen en el clima de la Tierra.
Una investigación de vanguardia publicada en Nature Communications ha revelado un mecanismo hasta ahora desconocido que tiene un gran impacto en el clima de la Tierra.
El estudio, que aplica un nuevo modelo analítico desarrollado hace dos años por tres investigadores de la Universidad Hebrea, se centra en la circulación impulsada por el viento en la capa superficial del océano y revela que la forma de las cuencas oceánicas desempeña un papel importante.
El estudio explora el clima del periodo Cretácico, hace entre 145 y 66 millones de años, cuando grandes cantidades de dióxido de carbono (un gas de efecto invernadero) estaban presentes en la atmósfera. Examina cómo los grandes remolinos oceánicos que trasladaban el agua caliente del océano de los trópicos a los polos afectaban a las diferencias de temperatura entre estas dos regiones. Esta diferencia de temperatura es crucial para entender por qué existían tantas especies de plantas y animales durante el Cretácico.
Los científicos se propusieron determinar la compleja relación existente entre las variaciones de los gradientes de temperatura y los cambios en los patrones de las corrientes oceánicas (circulación giratoria) provocados por la disposición de los continentes en la Tierra durante el Cretácico, cuando los dinosaurios recorrían el planeta. Para ello, realizaron un análisis exhaustivo utilizando modelos informáticos que simulaban climas antiguos.
Los resultados mostraron que la deriva continental durante el Cretácico ralentizó las grandes corrientes de remolino que transportaban el agua caliente del océano desde el ecuador hasta los polos.
Esta ralentización de las corrientes modificó el modo en que se regulaba la temperatura superficial de los océanos, lo que provocó un notable aumento de la diferencia de temperatura entre las regiones polares y tropicales durante ese periodo.
Estas conclusiones concuerdan con las pruebas geológicas del Cretácico, que permiten comprender mejor la dinámica climática del pasado».