«Vamos a entrar en Gaza para cumplir el objetivo operativo de destruir las infraestructuras y a los terroristas de Hamás, y lo haremos con profesionalidad», declaró el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevy, que pasó revista a las tropas.
El ejército israelí anunció el sábado que intensificaría el bombardeo de la Franja de Gaza. Los bombardeos han sido incesantes durante las dos últimas semanas en respuesta a los sangrientos ataques de Hamás.
El paso fronterizo de Rafah, única salida de la Franja de Gaza no controlada por Israel, volvió a cerrarse tras el paso de un convoy de 20 camiones, insuficiente según la ONU.
Según la ONU, se necesitan al menos 100 camiones al día para satisfacer las necesidades de los 2,4 millones de habitantes de la Franja de Gaza.
Israel, que ha prometido «aniquilar» al movimiento islamista palestino Hamás, se prepara para lanzar una ofensiva terrestre en Gaza. Un portavoz militar israelí declaró que el ejército quiere «intensificar el fuego de artillería» en territorio palestino a partir del sábado.
Vamos a entrar en Gaza y hacerlo de forma profesional para lograr el objetivo operativo de destruir las infraestructuras y a los terroristas de Hamás», declaró el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevy, que supervisa la unidad.
En la Franja de Gaza, un millón de palestinos se han visto desplazados del norte al sur debido a los ataques aéreos y la situación es «catastrófica», afirmaron el sábado cinco agencias de la ONU.
Las cinco agencias de la ONU advirtieron en un comunicado que «se está acabando el tiempo antes de que las tasas de mortalidad se disparen debido a la aparición de enfermedades y a la falta de capacidad de atención médica.»
El sábado, un corresponsal de AFP informó de que los primeros 20 camiones habían pasado el paso fronterizo de Rafah, en la frontera egipcia con la Franja de Gaza.
Sin embargo, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, afirmó que los residentes de Gaza necesitaban «más» y pidió un «alto el fuego humanitario» para «poner fin a la pesadilla» en una «cumbre de paz» celebrada en El Cairo a la que asistieron líderes árabes y occidentales.
El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó a todas las partes en conflicto a seguir autorizando la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, alegando «necesidades vitales».
La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acogió con satisfacción el sábado los «primeros pasos» para «aliviar el sufrimiento de personas inocentes» en Gaza.
Más de 100 camiones cargados de ayuda humanitaria esperan para entrar en la Franja de Gaza, mientras que en el lado palestino, decenas de personas con pasaporte extranjero esperan para cruzar a Egipto.
La Franja de Gaza es un territorio pobre y estrecho de 362 km2 que está sometido a un bloqueo israelí por tierra, mar y aire desde que Hamás llegó al poder en 2007.
Desde el 9 de octubre, está sometida a un «asedio total» por parte de Israel, que ha cortado el suministro de agua, electricidad y alimentos.
Según las autoridades, más de 1.400 personas han muerto en territorio israelí desde que Hamás lanzó un ataque sorpresa contra territorio israelí el 7 de octubre. La mayoría de ellas eran civiles muertos el mismo día.
Según el Ministerio de Sanidad de la Autoridad Palestina, más de 4.300 palestinos, en su mayoría civiles, han muerto en la Franja de Gaza como consecuencia de los persistentes bombardeos israelíes en respuesta a los ataques de Hamás.
Además, según el ejército israelí, Hamás ha detenido a unas 200 personas.
El viernes, el movimiento islamista liberó a sus dos primeras rehenes, una madre y su hija estadounidenses, gracias a la mediación de Qatar. La ONU reiteró su llamamiento a la «liberación inmediata e incondicional» de todos los secuestrados por Hamás.
También se han intensificado los esfuerzos diplomáticos para evitar una escalada regional, como la cumbre organizada por el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi.
Esto se debe a que los Estados árabes no estaban de acuerdo con las exigencias de Occidente de una «condena clara de Hamás» y la liberación de los rehenes.
La conferencia terminó sin que se emitiera un comunicado conjunto. La Presidencia egipcia se limitó a emitir una declaración en la que condenaba «a la comunidad internacional por las últimas décadas, que ha demostrado que no puede encontrar una solución justa y duradera al problema palestino».
En la cumbre, el rey Abdalá II de Jordania y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, pidieron un «alto el fuego» entre Israel y Hamás y una «solución» al conflicto palestino-israelí, que dura ya 75 años.
Se trata de una postura apoyada por Egipto y Jordania, que contrasta con la petición israelí de evacuar a los gazatíes al sur de Gaza.
Los dirigentes creen que se trata del primer paso para «obligar» a los palestinos a trasladarse al Sinaí egipcio. Según Abbas, esto equivale a una «segunda Nakba» (catástrofe árabe), en referencia a la expulsión de unos 760.000 palestinos tras la creación del Estado de Israel en 1948.
Las fuerzas israelíes se concentran en torno a Gaza para preparar una ofensiva terrestre. El ministro israelí de Defensa, Yoav Galant, ha declarado que el objetivo de la guerra es poner «fin» a la «responsabilidad» de Israel en Gaza.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí dijeron a AFP que Israel está considerando «entregar las llaves» de Gaza a un tercer país, como Egipto, en un posible escenario.
En otro punto conflictivo, la región del norte de Israel fronteriza con Líbano, las fuerzas israelíes atacaron objetivos de Hezbolá en el sur de Líbano a primera hora del sábado. Cuatro combatientes de Hezbolá murieron en el ataque, según informó el movimiento islamista.
Según el Ministerio de Sanidad palestino, el viernes por la noche murió una persona en enfrentamientos con las fuerzas israelíes en Cisjordania, lo que eleva a 84 el número de palestinos muertos en la zona desde el 7 de octubre.