Los grandes satélites en órbita baja perturban la astronomía

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Madrid, 2 oct (EFE) - Los astrónomos llevan tiempo advirtiendo del impacto de los pequeños satélites en órbita baja sobre la observación de las estrellas. Blue Walker 3 (BW3), un prototipo de un.

Madrid, 2 oct (EFE) – Los astrónomos llevan tiempo advirtiendo del impacto de los pequeños satélites en órbita baja sobre la observación de las estrellas.

Blue Walker 3 (BW3), un prototipo de un satélite de comunicaciones más grande de 64 metros cuadrados lanzado el año pasado, se ha comido todas las estrellas menos las más brillantes por estar en órbita terrestre baja, según revela un estudio internacional publicado hoy en Nature.

Los astrónomos temen que, si no se mitiga este efecto, la población de grandes satélites interfiera en las observaciones de las estrellas desde la Tierra y perturbe la radioastronomía.

Un estudio del Centro para la Protección del Cielo Oscuro y Silencioso frente a las Interferencias de Constelaciones de Satélites (CPS), en el que ha participado el Instituto Astronómico de Canarias (IAC), detalla el impacto del BW3 en la astronomía, el seguimiento y la seguimiento y evaluación.

Una campaña internacional de observación incorporó datos de expertos y aficionados de todo el mundo, procedentes de emplazamientos de Chile, Estados Unidos, México, Nueva Zelanda, Países Bajos y Marruecos.

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BW3 fue lanzado a la órbita baja terrestre el 10 de septiembre de 2022 por AST SpaceMobile como prototipo de una constelación de más de 100 satélites de comunicaciones móviles. Las observaciones realizadas unas semanas más tarde revelaron que BW3 era uno de los “objetos más brillantes del cielo”.

Los datos que documentaban el brillo de BlueWalker 3 durante un periodo de 130 días mostraban un “rápido aumento” al mismo tiempo que el conjunto de antenas se desplegaba por completo.

Además de las observaciones visibles, BW3 utiliza longitudes de onda cercanas a las observadas por los radiotelescopios, que pueden interferir con la radioastronomía.

Algunos telescopios han sido designados zonas de silencio radioeléctrico, pero las restricciones vigentes para proteger estas zonas sólo se aplican a los transmisores terrestres y no protegen necesariamente las transmisiones de los satélites.

Rusia tiene previsto mantener su presencia en la ISS más allá de 2028, en función de su estado técnico.

Uno de los autores del estudio, Dave Clements, del Imperial College de Londres, afirma que el cielo nocturno es una parte importante del patrimonio cultural de la humanidad, ya que es un “laboratorio único” donde “se pueden hacer experimentos que no se pueden hacer en un laboratorio terrestre”.

Por ello, “es necesario seguir investigando para desarrollar estrategias que protejan los telescopios actuales y futuros de los numerosos satélites cuyo lanzamiento está previsto para la próxima década”, añade Mike Peel, del proyecto Sathub del PSC.

La Unión Astronómica Internacional y los socios del PSC reconocen el importante papel que desempeñan las nuevas constelaciones de satélites en la mejora de las comunicaciones mundiales.

Sin embargo, las interferencias con las observaciones astronómicas pueden obstaculizar seriamente nuestra comprensión del universo.

Por ello, consideran que el despliegue de satélites debe llevarse a cabo teniendo debidamente en cuenta sus efectos secundarios, y que deben realizarse esfuerzos para minimizar su impacto en la astronomía.

Las observaciones del Blue Walker 3 continuarán y los astrónomos tienen previsto observar la radiación térmica a finales de este año.

Por: efe.

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