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El acuario no tiene agua

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1 En una de las acciones más peligrosas al inicio de su gobierno, Luis Avinader rompió la tradición de poder al nombrar un Ministerio Público (MP) independiente, y no entendió su decisión de ent.

1 En una de las acciones más peligrosas al inicio de su gobierno, Luis Avinader rompió la tradición de poder al nombrar un Ministerio Público (MP) independiente, y no entendió su decisión de entregar el control del Ministerio Público a un tercero no comprometido con la instancia hiperpartidaria, el líder histórico y venció la resistencia de los Robles viejos. Basado en más que promesas de campaña para garantizar que la lucha contra la corrupción y la impunidad prometida por Avinader no se vea empañada por acusaciones de persecución política.

De hecho, y en la percepción pública medida a través de encuestas, la decisión fue la correcta. Los ciudadanos apreciaron activamente la implementación de los cargos del MP contra exfuncionarios del último gobierno por reclamar participación en la comisión de actos delictivos a expensas del Estado. El caso Pulpo fue el debut de sus legisladores en su rol de perseguidor de la corrupción administrativa, pero no mostró cuán exitosa fue la estrategia presidencial de posponer esa persecución legal a instancias consideradas independientes y promovidas para evitar que fuera percibida como persecución política, mancillada y delegada, como ha sucedido en otros casos de la administración anterior. También fue una realización.

Al pulpo le siguen corales, caracoles, medusas y finalmente calamares, y más allá de desentrañar la obsesión marina detrás de esos nombres, ni siquiera Freud es suficiente para ello, lo que queda después del ruido, los aplausos y el morbo de los medios es una sensación de vacío e inutilidad que recién comienza.

El MP tenía su propia agenda y demostró su verdadera independencia de Luis Avinadel en el caso Medusa, y se llevó al ministro incluso sin ser acusado. Esta agenda se ha ratificado no solo en la persecución selectiva llevada a cabo contra exfuncionarios del régimen de Danilo Medina, sino también en su inacción ante las denuncias de fraude presentadas por este régimen hace más de 2 años y 5 meses, no otros, en relación con el caso EDEEs.

El problema es que ahora el momento del juicio no coincide con la era política. Al MP le horrorizó la profesionalidad procesal; acusaciones excesivamente largas que tardan meses en leerse; errores inherentes a cualquier proceso apresurado; consideración y sorpresa ante estos hechos, el MP no tiene una sola sentencia que mostrar, sino más bien muchas medidas preventivas, en la mayoría de los casos, la prisión preventiva prevalece como condición sine qua non. Es contrario al principio de que la libertad es una regla y la prisión, no una excepción al proceso, revocada o rechazada por un juez competente sobre la base de que tienen una excepción.

Más bien, parece que el calor en el mar ya pasó y el acuario está cerrado. Ya no quedan peces, corales, calamares ni medusas, solo la satisfacción temporal que crea la magia del momento y la decepción que anida en quienes han estado esperando justicia.

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