¿Por qué fue tan importante la poesía para Pablo Neruda? Su vida y su muerte estuvieron marcadas por y para la poesía.
La peligrosa tarea fue encomendada a su esposa Matilde Urrutia y a su ayudante Manuel Araya, quienes lograron salvar de la hoguera los manuscritos antes mencionados, así como el Libro de Preguntas. En medio de una guerra declarada, esta misión fue tan audaz que le costó la vida.
Con motivo de la Semana Internacional de la Poesía, celebrada en Santo Domingo del 19 al 25 de octubre, el poeta Mateo Morrison, uno de los más destacados seguidores de la obra de Neruda en el mundo, me invitó a participar en una mesa redonda, en la que también participó la escritora Emelda Ramos, sobre la vida, muerte y obra del Premio Nobel de 1971. Me habló de su obra.
También de interés: mi viaje con Neruda.
Les conté que si Neruda hubiera dejado el ejemplar original de su libro en Isla Negra y hubiera subido inmediatamente al avión enviado por el Presidente mexicano, los asesinos de la DINA no habrían tenido tiempo de cometer el crimen.
De las garras de una dictadura que ya se había cobrado la vida de miles de chilenos, entre ellos el Presidente Allende y el cantante Víctor Jara, el Presidente mexicano, con un elevado sentido del deber y buen conocedor de las normas de solidaridad, medió para la espectacular huida del poeta.
Neruda no era el tipo de poeta que consideraba la poesía un lujo cultural. Su compromiso con la sociedad era sistemático. Era un poeta combativo, como pudo comprobar cuando fueron fusilados sus íntimos amigos Rafael Alberti, Antonio Machado, Miguel Hernández y Federico García Lorca.
Hombres como él fueron testigos de la Segunda Guerra Mundial y protagonistas de episodios de la Guerra Civil española, con dos grandes operaciones de rescate antes de 1973.
En 1939, como Cónsul General en Madrid, fletó el Winnipeg, con el apoyo de su gobierno, y salvó la vida de 2.200 españoles que huían de la dictadura franquista y habían desembarcado en el puerto de Valparaíso, Chile. Esto ocurría 34 años después de la hazaña conocida como la Misión de Amor de Pablo Neruda.
Diez años después de Winnipeg, en 1949, tras su último discurso como senador chileno, se vio obligado a realizar una nueva hazaña, huir a pie y a caballo a través de la frontera con Argentina para escapar del régimen de Gabriel González Videla, que, como Pinochet esta vez, le perseguía para ejecutarle.
Un poeta-combatiente con semejantes antecedentes no sufre caquexia ni depresión, por dolorosos que fueran los episodios.
Los informes periciales ya han revelado que la muerte de Neruda fue causada por una inyección letal en una clínica de Santa María, donde había sido ingresado para esperar los resultados de una operación para rescatar su poesía antes de su segundo exilio en México.