Las amenazas de muerte se concentran entre periodistas que han expuesto hechos políticamente sensibles, investigado actividades de organizaciones criminales o cubierto crímenes cometidos por organizaciones criminales.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) anunció en un informe preliminar que será aprobado por la Comisión de Libertad de Prensa el domingo, que al menos nueve periodistas abandonaron Ecuador desde abril por amenazas de muerte del crimen organizado y al menos seis permanecen en el exilio.
Según el monitoreo realizado por la Fundación Andina para la Observación e Investigación de Medios (Fundamedios) y la Fundación Periodistas Sin Cadenas, cuyo objetivo es proteger la libertad de prensa y los derechos de los periodistas, otros tres periodistas se encontraban en el país tras ser amenazados y trasladados al país.
Las amenazas de muerte se concentran en periodistas que han destapado casos políticamente sensibles, investigado las actividades de bandas criminales y cubierto crímenes cometidos por bandas criminales, en una ola de violencia sin precedentes en Ecuador.
Para la SIP, este es el resultado del auge de las bandas del crimen organizado, la ineficacia de las fuerzas de seguridad y la falta de respuesta del gobierno del presidente Guillermo Lasso.
Según las autoridades, las mafias del narcotráfico y el crimen organizado están detrás del fuerte aumento de los asesinatos en Ecuador en los últimos años, pasando de una tasa de 5,8 por cada 100.000 habitantes a 25,62 en 2022, y según expertos, podría llegar a 40 en 2023, convirtiéndose en el país más países violentos de la región.
Cónyuges en el exilio
Entre los periodistas que han desertado del país se encuentran Anderson Boscan y Mónica Velázquez. Ambas parejas son periodistas del medio digital La Posta, y todo su equipo recibió amenazas después de que revelaran denuncias de corrupción en una empresa pública que se cree que dirigía el empresario Danilo Carrera, cuñado del presidente Guillermo Lasso.
También publicaron un informe policial sobre una investigación de posibles vínculos con la mafia del narcotráfico del empresario Rubén Sherez, amigo de Carrera, implicado en una trama en una empresa pública que supuestamente gestionaba contratos y asesinado tras salir a la luz el informe.
Boscán y Velázquez salieron de Ecuador a finales de julio y regresaron en octubre tras conocerse la inminencia del atentado, pero ese mismo día el Fiscal General anunció que imputaría a Carrera y a otros implicados por delincuencia organizada.
Silencio gubernamental.
El primero de los nueve en desertar, el periodista de seguridad del portal GK Karol Noronha, permanece fuera de Ecuador.
Noronha acudió esta semana a una audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que abordó la situación de la libertad de prensa y las violaciones contra periodistas en Ecuador, donde nueve de nosotros tuvimos que abandonar nuestros hogares y familias.
Noronha explicó que había recibido amenazas por denunciar las violaciones de los derechos humanos en las cárceles y la gobernabilidad criminal, los vínculos entre el Estado y el crimen organizado, y la complicidad de funcionarios del Estado en las masacres carcelarias.
El gobierno de Guillermo Lasso ni siquiera se ha pronunciado en mi caso ni en el de mis compañeros. No hay ningún apoyo para proteger nuestras vidas. Solo silencio, ha lamentado el periodista. Más de 220 agresiones
Noronha señaló que Fundamedios ha registrado este año más de 220 ataques a medios de comunicación y la Fundación Periodistas Sin Cadenas 257.
Como ejemplo de ataques y amenazas, la SIP cita a Lisette Olmaza, presentadora de noticias de Majestad Televisión en Santo Domingo de los Tsakiras, quien fue víctima de un ataque mientras conducía su automóvil el 23 de junio.
En octubre, una periodista recibió una amenaza de muerte cuando publicó un artículo en El Universo en el que decía que te mataría porque eras ‘sapo’ (curioso), y siete días después ella y su madre fueron perseguidas por hombres en moto.
También en octubre, circularon en Manta y Quevedo panfletos con el nombre de Cartel Jalisco Nueva Generación, en los que se amenazaba a los periodistas para que no grabaran en directo ni publicaran vídeos de las víctimas del asesinato a sueldo.