Lo advierte una infectóloga del Centro de Diabetes, Obesidad y Enfermedades Especiales (Cemdoe).
Según Elianette Castillo, las personas que toman antibióticos deben tener en cuenta tres hechos sobre cómo el alcohol puede afectar a su tratamiento:
1. el alcohol puede reducir la eficacia de los antibióticos que están utilizando y, por lo tanto, no pueden mejorar la infección que intentan tratar
2. la combinación de alcohol y antibióticos puede dar lugar a interacciones que provoquen efectos secundarios indeseables como náuseas, vómitos, dolor de cabeza, dolor torácico, mareos, sudoración y tensión arterial baja.
3. además, dado que algunos antibióticos presentan un riesgo inherente de causar daños hepáticos, el consumo simultáneo de alcohol puede contribuir a aumentar este riesgo.
Por otro lado, según el Sr. Castillo, es importante utilizar antibióticos sólo si lo indica un profesional sanitario cualificado, y asegurarse de saber cuántos días, qué cantidad y cuántas veces al día hay que tomarlos antes de iniciar el tratamiento.
Del mismo modo, cualquier duda, falta de información o reacción inesperada al tratamiento debe comentarse con el médico o farmacéutico.
Los antibióticos no deben tomarse a discreción sin supervisión médica. En muchos casos, esto se debe a que significa que la infección no se está tratando correctamente y puede favorecer la aparición de bacterias resistentes.
Es importante recordar que los antibióticos no son eficaces contra los virus que causan la gripe, los resfriados y los dolores de garganta.
El Cemdor es un centro sanitario ambulatorio acreditado por la Joint Commission International, con más de 45 departamentos especializados, laboratorios clínicos, un centro de diagnóstico por imagen de última generación, endoscopia, quirófano polivalente, hemodiálisis y un área de pie diabético.